En Estados Unidos, una mujer negra ha demandado a la ciudad de Detroit tras haber sido injustamente detenida por hurto y sustracción de vehículo gracias a una defectuosa tecnología de reconocimiento facial. Porcha Woodruff estaba embarazada de ocho meses y se encontraba preparando a sus dos hijos para ir al colegio cuando seis policías se presentaron en febrero en la puerta de su casa para detenerla. Después de ser detenida e interrogada durante al menos once horas, Woodruff fue acusada y puesta en libertad bajo una fianza de 100.000 dólares. Woodruff dice que empezó a tener contracciones dentro de la cárcel y que, tras ser liberada, tuvo que ser trasladada al hospital debido a que sufría un cuadro de deshidratación. Un mes más tarde, el caso fue archivado.
Woodruff es la primera mujer de la que se tenga conocimiento que fue erróneamente identificada como sospechosa de un delito gracias a la tecnología de reconocimiento facial. Al menos otras cinco personas también han sido detenidas injustamente debido a esta tecnología, de las cuales todas eran negras. Los activistas en defensa de los derechos civiles llevan tiempo advirtiendo que la tecnología de reconocimiento facial y la inteligencia artificial exacerbarían la desigualdad racial en la actuación policial, afectando de forma desproporcionada a la población negra.