
El cierre administrativo del Gobierno ha puesto de relieve el problema de la inseguridad alimentaria en Estados Unidos, a partir de la interrupción del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), que proporciona asistencia alimentaria a cerca de 42 millones de personas en todo el país. En medio de la paralización de los servicios administrativos del Gobierno, se produjeron retrasos y pagos parciales a pesar de la disponibilidad de un fondo de contingencia para mantener el programa en funcionamiento, porque inicialmente el Gobierno de Trump decidió no hacer uso de esos fondos. “Hay 42 millones de estadounidenses, de los cuales 16 millones son menores de edad, que están realmente luchando para poder acceder a alimentos nutritivos para su salud”, dice Mariana Chilton, experta en inseguridad alimentaria en la infancia. “Es profundamente problemático”.
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