
El jueves 6 de noviembre, la Corte Suprema de Estados Unidos emitió un fallo sin firma que habilita al Gobierno de Trump a exigir que en los pasaportes estadounidenses figure la identidad de género asignada al nacer. Se trata de un nuevo revés para los derechos de las personas transgénero, no binarias e intersexuales. Anteriormente, se podía seleccionar la nomenclatura de género acorde a la identidad autopercibida o usar una X para indicar un género neutral. El dictamen del jueves es provisional, mientras el juicio para determinar cómo deben ser los pasaportes sigue su curso en tribunales inferiores.
“El daño que genera y el modo en que esta política afecta a las personas intersexuales, no binarias y trans es algo aterrador. Da mucho miedo viajar así, confiar en que podrás pasar por los controles de seguridad y subir a tu vuelo”, señala Arli Christian, asesora sénior de políticas de la Unión Estadounidense para las Libertades Civiles (ACLU).
También escuchamos la opinión de la actriz y activista Laverne Cox, quien dice que las identidades trans persistirán a pesar de la política discriminatoria. “No importa lo que digan sobre nuestros documentos de identificación, seguimos siendo quienes somos y encontraremos la manera de expresar nuestra identidad pase lo que pase”, añade Cox.
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