El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está viajando este martes al estado de Florida para asistir a la inauguración de una nueva cárcel para inmigrantes que las autoridades han bautizado como “Alligator Alcatraz” (el Alcatraz de los caimanes), un aeródromo remoto situado en la zona pantanosa de los Everglades que se convertirá en un enorme campo de detención. Se anticipa que la nueva cárcel del Servicio de Inmigración podrá albergar hasta 5.000 personas en espera de ser deportadas y que el funcionamiento de la instalación costará alrededor de 450 millones de dólares al año. Durante el fin de semana, líderes de la Tribu Miccosukee y activistas ambientales se manifestaron frente al sitio donde se está construyendo la cárcel. La protesta tuvo lugar luego de que varias organizaciones presentaran una demanda para intentar bloquear la inauguración del campamento hasta que se realice una revisión del impacto ambiental del proyecto, tal y como lo exige la ley federal.
Thomas Trotta: “Esto es casi como si estuviéramos viviendo en un país extranjero. No hicieron ninguna evaluación de los impactos ambientales. No hicieron ninguna evaluación sobre la seguridad del lugar. Van a dejar a esas personas ahí en medio de la temporada de huracanes. Es absolutamente ridículo”.
El fiscal general de Florida y aliado de Trump, James Uthmeier, ha dicho que el estado no tendrá que invertir mucho en la seguridad de la cárcel, ya que las instalaciones estarán rodeadas por caimanes y pitones.