
El miércoles 20 de agosto, Israel dio su aprobación final a un controvertido proyecto de asentamiento en el territorio ocupado de Cisjordania, que sabotea las posibilidades de establecer un Estado palestino. Se trata de un proyecto que está en pausa desde hace más de 20 años, en gran parte debido a la presión ejercida por los anteriores Gobiernos estadounidenses. La concreción del asentamiento “E-1” implicaría la construcción de unas 3.400 nuevas unidades de vivienda y cortaría una de las últimas conexiones territoriales que quedan entre las grandes ciudades palestinas del norte de Cisjordania, como Ramallah, y las ciudades del sur, como Belén, además de aislar a Jerusalén Este. “Cisjordania tiene casi 6.000 kilómetros cuadrados de tamaño y, para Israel, es el gran premio”, señala Mariam Barghouti, escritora y periodista palestina que vive en Ramallah. Barghouti añade que los funcionarios israelíes han expresado abiertamente su intención de enterrar la perspectiva de un Estado palestino. “Israel no sólo está librando una guerra contra Gaza”, afirma. “Está librando una guerra de aniquilación del pueblo palestino”.
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