“La década de la traición”: cómo EE.UU. expulsó a más de medio millón de ciudadanos estadounidenses a México en la década de 1930

Reportaje28 de febrero de 2017
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Se prevé que el presidente Donald Trump dé su primer discurso ante el Congreso de EE.UU. en el día de hoy. Los legisladores demócratas empezaron a entregar pases de ingreso a inmigrantes como señal de protesta contra la presión de Trump de aumentar el número de deportaciones e impedir que residentes de algunos países de mayoría musulmana ingresen a EE.UU. Ahora bien, esta no es la primera vez que las personas de ascendencia mexicana son demonizadas, acusadas de robar puestos de trabajo y obligadas a abandonar EE.UU. Durante la Gran Depresión de la década de 1930, más de un millón de personas que vivían en Estados Unidos fueron deportadas a México; cerca del 60 por ciento de eran ciudadanos estadounidenses de ascendencia mexicana. Hablamos con Francisco Balderrama, un destacado académico de este capítulo de la historia estadounidense a menudo pasado por alto. Balderrama enseña historia estadounidense y estudios chicanos en la Universidad del Estado de California, Los Ángeles. Es además coautor del libro “Decade of Betrayal: Mexican Repatriation in the 1930s” (La década de la traición: la repatriación mexicana en la década de 1930).

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

JUAN GONZÁLEZ: Hoy el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronunciará su primer discurso presidencial ante el Congreso de su país. Algunos legisladores demócratas han decidido entregar sus entradas para el evento a inmigrantes, como forma de protesta contra el plan de Trump de aumentar las deportaciones y prohibir el ingreso a EE.UU. a personas de algunos países de mayoría musulmana. La semana pasada, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que Trump quiere “dar carta blanca” a la acción de los agentes de inmigración del país.

SECRETARIO DE PRENSA SEAN SPICER: El presidente quisiera otorgar total libertad de acción a los sujetos que trabajan en estos organismos y decirles: “Tienen una misión. Hay leyes que deben cumplirse. Ustedes deben cumplir su misión y acatar la ley”.

AMY GOODMAN: El jueves pasado, en una reunión con directores ejecutivos del sector industrial, el presidente Trump dijo que sus planes de deportación son una operación militar.

PRESIDENTE DONALD TRUMP: Miren lo que está sucediendo en la frontera. De repente, por primera vez, estamos echando a los pandilleros. Estamos echando a los narcotraficantes. Estamos sacando de este país a tipos muy malos y a un ritmo nunca antes visto. Y ellos son los malos. Y esta es una operación militar, porque cuando vemos lo que se ha permitido ingresar a nuestro país, cuando vemos la violencia de las pandillas, leemos que está peor que nunca y todo eso, mucho de ello viene de gente que está aquí ilegalmente. Y es gente ruda y fuerte, pero no tan fuerte como nuestra gente. Así que los vamos a sacar.

JUAN GONZÁLEZ: Bueno, esta no es la primera vez que la gente de origen mexicano es demonizada, acusada de robar puestos de trabajo y obligada a salir del país. Durante la Gran Depresión, en la década de 1930, más de un millón de personas que residían en los Estados Unidos fueron deportadas a México. Hay estimaciones de que hasta un 60% de esas personas eran ciudadanos estadounidenses de ascendencia mexicana.

AMY GOODMAN: En 2003, el entonces senador de California Joe Dunn, realizó audiencias en Sacramento para que los supervivientes ofrecieran su testimonio acerca de lo que les ocurrió durante estas expulsiones forzosas, que el gobierno denominó repatriaciones. Este es el senador Dunn expresando la importancia de las audiencias.

JOE DUNN: Este país se construyó sobre una idea básica, que fue la promesa de libertad y justicia para todos. Aquí estamos analizando un período trágico de la historia de Estados Unidos en el que traicionamos parte de esa promesa, la parte de la justicia. Una traición que afectó a una cantidad abrumadora de individuos. Según algunas estimaciones, casi 2 millones de personas fueron deportadas de Estados Unidos en la década de 1930. Se estima que casi el 60% de las personas deportadas eran ciudadanos estadounidenses. Y fueron deportados por una simple razón: resultaban ser de ascendencia mexicana.

AMY GOODMAN: El estado de California emitió luego una disculpa formal por su participación en las expulsiones y construyó un monumento de conmemoración a las víctimas en el centro de Los Ángeles. Pero muchos temen que ahora la historia esté a punto de repetirse, o ya esté repitiéndose. Para ampliar esta información, vamos a Los Ángeles, California, donde nos acompaña Francisco Balderrama, investigador experto en este capítulo de la historia de Estados Unidos a menudo ignorado. Balderrama es profesor de historia estadounidense y estudios chicanos en la Universidad del Estado de California, Los Ángeles. Es además coautor del libro “Decade of Betrayal: Mexican Repatriation in the 1930s” (La década de la traición: la repatriación mexicana en la década de 1930). Profesor Balderrama, muchas gracias por estar con nosotros. Creo que hay mucha gente, especialmente los jóvenes pero no solo ellos, que desconoce este capítulo de la historia de Estados Unidos. ¿Puedes contarnos qué fue lo que realmente sucedió?

FRANCISCO BALDERRAMA: Tienes razón en que generalmente se desconoce, tanto en gran parte de la sociedad estadounidense, como en la nación mexicana, y también dentro de la propia comunidad mexicana, que durante la Gran Depresión haya sucedido una cosa como esta. Fue un período con un niveles muy altos de desempleo y de subempleo, en el que más de un millón de personas, como mínimo –Joe Dunn cree que pueden haber sido casi 2 millones– fueron acorraladas y expulsadas del país; personas de nacionalidad mexicana y ciudadanos estadounidenses de ascendencia mexicana. Y fue algo que abarcó todo el territorio estadounidense. Desde Alabama y Misisipi hasta Alaska, desde Los Ángeles hasta Nueva York, el enorme sector de la población que fue expulsado estaba conformado en parte por personas de nacionalidad mexicana, muchas de las cuales hacía 20 o 30 años que vivían en el país. Pero lo más relevante es que el 60% o más de los expulsados eran ciudadanos estadounidenses de ascendencia mexicana. En otras palabras, la deportación que se llevó a cabo fue inconstitucional.

JUAN GONZÁLEZ: Profesor Balderrama, ¿podrías hablarnos también sobre el papel que jugó la prensa en la promoción del fervor anti-inmigrante en esa época? Porque esto fue algo que se inició durante el gobierno de Hoover y continuó bajo el mandato de Roosevelt. Entonces, ¿qué papel tuvo la prensa en esto?

FRANCISCO BALDERRAMA: Bueno, la prensa tuvo una fuerte incidencia, pero también reflejó lo que en gran medida sucedía en la sociedad estadounidense de aquel momento. La prensa instaló una idea clave, que es que ser mexicano es ser mexicano. Sin hacer distinciones en cuanto a su estatus de residencia en el país; como mencionaba antes, mucha de esta gente vivía en Estados Unidos hacía 20 o 25 años, la mayoría tenía documentos, tenía papeles de residencia. Y sus hijos, nacidos en este país, eran ciudadanos estadounidenses. Pero no se hicieron esas distinciones. Y la sociedad acepta eso, funciona como mecanismo para pensar en la población, y permite que, aunque fueran sectores que habían contribuido en otros momentos a la prosperidad económica de los Estados Unidos, ahora eso no se reconozca. Son “el otro”, por así decirlo.

AMY GOODMAN: Quiero recordar las palabras de Ignacio Piña, que vivía en una zona rural del estado de Idaho cuando, en el verano de 1931, la policía llegó a su casa y se llevó detenida a toda la familia. Hacía 25 años que sus padres vivían en Estados Unidos. Él estaba por entrar a primer grado. Su historia aparece en una película llamada “A Forgotten Injustice” (Una Injusticia Olvidada). Ahora ya mayor, Piña relata lo que sucedió aquel día.

IGNACIO PIÑA: Mi madre estaba cocinando y haciendo tortillas de harina; recuerdo que las estábamos comiendo con mantequilla las tortillas, calentitas. Nomás llegaron y nos apuntaron con sus armas. Uno estaba… Uno de los oficiales se quedó afuera y el otro entró. Dijeron: “Apúrense, vamos. Salgan”. Y mi madre preguntaba:”¿A dónde?” “No hagan preguntas. Apúrense. ¡Fuera!”. Nos llevaron al campo donde mi padre estaba trabajando. Lo agarraron a él también y ahí llenaron el otro carro con mexicanos que estaban trabajando también allí. En Pocatello, Idaho nos metieron en la cárcel. Estuvimos encarcelados seis o siete días. Yo tenía seis años. Y como niño, no podía comprender por qué estaba pasando lo que estaba pasando, por qué estábamos en la cárcel si no éramos delincuentes. Mi padre estaba en una celda, y mi madre estaba en otra conmigo, mis tres hermanas y mis dos hermanos. Pero yo no podía entender por qué. Incluso cuando estábamos en el tren de camino a El Paso, Texas, me preguntaba: “¿Hacia dónde se dirige este tren? ¿Qué va a pasar con nosotros?”. Había unos cinco vagones llenos de mexicanos, un montón de familias. Éramos muy jóvenes, pero recuerdo que mirábamos a la gente. Parecían muy tristes, porque muchos estaban sufriendo las mismas cosas que nosotros. También habían sido expulsados. Lo hicieron a propósito, como para que no pudiéramos regresar, incluso los que habíamos nacido aquí, como nosotros. No dejaron que nos llevásemos nada con nosotros, ni siquiera nuestros certificados de nacimiento.

AMY GOODMAN: “Ni siquiera nuestros certificados de nacimiento”. Escuchábamos a Ignacio Piña. Profesor Balderrama, usted conocía a Ignacio Piña. ¿Nos puedes contar un poco más sobre su historia y cuán representativa es de lo que sucedió?

FRANCISCO BALDERRAMA: Bueno, el Sr. Piña me llamó después de las audiencias en Sacramento. Realizamos con él entrevistas exhaustivas. Y al conocer a su familia, su hijo me compartió que las pesadillas que este hombre tenía ya entrado en sus ochenta años, se le habían ido gracias a la posibilidad de compartir su historia con nosotros. El Sr. Piña, que ha fallecido recientemente, se convirtió en un activista por la ley de reparación y el levantamiento del monumento aquí, en Los Ángeles. Y yo creo que eso muestra cómo una persona que sufrió por esto a lo largo de toda su vida, que incluso tenía pesadillas sobre esto siendo ya mayor, se pudo hacer activista y compartir su historia muchas veces, con la prensa, con la televisión, una y otra vez —igual que muchos otros sobrevivientes— con la convicción de que contarlo pueda ayudar a que esto no suceda nunca más a nadie. Y cuando él y los otros sobrevivientes dicen que esto no suceda nunca más a nadie, no se refiere solamente a personas de origen mexicano o de origen latino. Realmente lo que está diciendo es a nadie, y especialmente a gente que tiene ciudadanía estadounidense. Esto no debería suceder. No debería haber deportaciones inconstitucionales.

JUAN GONZÁLEZ: Profesor Balderrama, usted se especializa en estas deportaciones masivas que tuvieron lugar durante la década de 1930. Pero esa no fue la última, ¿verdad? En la década de 1950, se realizó la Operación Espalda Mojada bajo el gobierno de Eisenhower. Después, claro, bajo el mandato de Bush y también con Obama hubieron deportaciones masivas. Parecería que cada vez que hay una crisis económica en Estados Unidos, la primera reacción es impulsar deportaciones masivas, echar al “otro” que esta sociedad empieza a definir.

FRANCISCO BALDERRAMA: Exactamente, Juan. Lo que dices es totalmente acertado, en cuanto a que tenemos estos ciclos. Lo que le toca entender a la sociedad estadounidense respecto a este periodo que yo he estudiado, el principio del siglo XX y la Gran Depresión, que es la crisis económica más grave de los siglos XX y XXI, es que fue en ese momento que se desarrolló esta ideología, este conjunto de creencias, este modo de pensar a la población mexicana, latina, como si, en cierto modo, no formaran parte de nuestra sociedad, como si fueran… esto de que muchos de ellos son criminales, que muchos de ellos están aquí para beneficiarse de la asistencia social, y que de alguna manera, por algún motivo, no pueden formar parte de nuestra sociedad. Y creo que es especialmente importante que tu audiencia tenga en cuenta en la pesadilla que estamos atravesando actualmente, en esta crisis que vivimos hoy, que es diferente, es que esa misma ideología, esa misma forma de pensar, todavía está vigente.

AMY GOODMAN: Profesor Balderrama, me gustaría recordar a tu coautor, el difunto Raymond Rodríguez. Escuchemos a Rodríguez, hablando ante el Comité Selecto de Participación Ciudadana en el Senado del estado de California, en el año 2003.

RAYMOND RODRÍGUEZ: Mi papá se fue en 1936, cuando yo tenía 10 años. Nunca lo volví a ver. ¿Quién me va a compensar por esa pérdida?

AMY GOODMAN: Ese era Raymond Rodríguez, tu coautor. ¿Podrías hablarnos acerca de él y la experiencia de su familia? Y también, ¿por qué solamente mexicanos? ¿Fueron solamente mexicanos?

FRANCISCO BALDERRAMA: Bueno…

AMY GOODMAN: …Porque quizá el 60% de ellos eran estadounidenses…

FRANCISCO BALDERRAMA: Raymond Rodríguez era mi… no era solo mi colega. Raymond Rodríguez fue un amigo muy, muy querido. Fuimos una sola voz cuando escribimos “Decade of Betrayal”, (La década de la traición). Y fuimos una sola voz en innumerables eventos referentes a este tema en particular. Cuando terminamos de armar la primera edición de 'La década de la traición', ya hacía unos 20 años que nos conocíamos con Ray. Y recién ahí, en ese momento, me enteré de que su padre había sido repatriado, en ese momento, cuando ya habíamos terminado el libro y lo estábamos entregando a la editorial. Yo sabía que él había crecido sin su padre, solamente con su madre, pero no sabía lo que le había sucedido a su padre. De modo que, en muchos sentidos, mi coautor, mi preciado amigo, a través de trabajo y su investigación académica, así como con su activismo, estaba buscando develar esa historia, su propia historia familiar. Y vemos esa misma trama en otros casos también, muchas otras personas que comprenden este asunto al leer 'La década de traición' o al escuchar tu programa; al mirar esto y comprenderlo, han ido ampliando su entendimiento. Lo que ha sucedido es que esta historia privada se ha convertido ahora en una historia colectiva. Y para mucha gente hacer frente a esto es dejar que su historia se convierta en historia colectiva, como Ray, que en el extracto que pasaron recién… esa fue la primera vez que él contó públicamente que su padre había sido un repatriado y que ese hecho dividió a su familia. Su madre y sus hermanos permanecieron aquí en los Estados Unidos y su padre regresó a México. Y nunca lo volvió a ver.

JUAN GONZÁLEZ: Profesor Balderrama, respecto a este tema de las repatriaciones, el gobierno de Estados Unidos lo denominó “repatriación” alegando que la gente estaba aceptando voluntariamente volver a su país de origen. Pero como tú sabes, como has informado, y como está sucediendo también hoy en Estados Unidos, la gente es detenida y encerrada, y después se le dice: “Si no quiere permanecer encerrado, entonces acepte ser… deportarse voluntariamente, básicamente, acepte irse del país y volver a su país de origen”. O sea que realmente, se trata de elegir entre permanecer en la cárcel o irse con la posibilidad de poder volver legalmente en algún otro momento.

FRANCISCO BALDERRAMA: Juan, estás en lo cierto. Sin embargo, desde la perspectiva de lo que pasó en la década de 1930, la palabra “repatriación” era una especie de eufemismo, porque en esa época a diferencia de lo que pasa en la actualidad, las expulsiones se dieron mayormente desde el ámbito local. Las ciudades y los condados asumieron la tarea de transmitir esto a sus comunidades: “Aquí la gente auténticamente estadounidense va a tener trabajo suficiente si logramos deshacernos de esta otra gente”. Entonces en el condado de Los Ángeles y otros condados de todo el país, a partir de esto presionaron a las familias mexicanas para que se fueran, a pesar de que, según mis investigaciones, los mexicanos nunca estuvieron entre los grupos más beneficiados por la asistencia social. Pero ahí se puso en juego la noción o la idea de que los mexicanos eran beneficiarios de los programas de bienestar social. Aquí, en el condado de Los Ángeles, comenzaron nombrando la medida como “deportación”. Pero los asesores legales dijeron: “No, ustedes no pueden hacer eso. Solamente el gobierno federal puede deportar”. Y es ahí donde surge el término “repatriación” por así decirlo, para ser utilizado como eufemismo en este contexto, para que lo que hacían sonara bien y pareciera algo voluntario. Pero al mismo tiempo se llevaban a cabo redadas públicas. Y al mismo tiempo la prensa hablaba sobre lo indeseable que eran los mexicanos-estadounidenses. Se usaron mecanismos muy coercitivos.

AMY GOODMAN: Por último, profesor Balderrama, ¿cómo ves lo que está sucediendo hoy en día, las similitudes que existen con el período del que estábamos hablando, y de qué manera se podría evitar que la historia vuelva a repetirse?

FRANCISCO BALDERRAMA: Bueno, obviamente, esto es una pesadilla. Evidentemente, la comunidad mexicana guarda el legado de lo que pasó. Incluso antes de lo que está sucediendo ahora, sabía de muchas personas mayores que siempre llevaban encima sus papeles, la documentación que tuvieran, por temor a que los atraparan en algún operativo. Ahora, claro, estamos viendo ese mismo sentimiento todos los días en la prensa; gente que se quedan en la casa, que tiene miedo de salir incluso a hacer las compras. O sea que eso ya ha vuelto. Pero creo que lo que marca la diferencia entre el pasado y el presente es el simple hecho de que existen varias organizaciones en la comunidad mexicana, como El Fondo Mexico Americano de Defensa Legal y Educación (MALDEF, por sus siglas en inglés), y otras organizaciones. Y más importante aún, es que hay diferentes organizaciones interétnicas y progresistas que se unen, tanto grupos japoneses-estadounidenses, como judíos-estadounidenses, y otras organizaciones que se están uniendo y son muy conscientes de lo que está sucediendo, y están asumiendo el compromiso de realizar acciones y activar para detener esto que está ocurriendo.

AMY GOODMAN: Francisco Balderrama, queremos agradecerle enormemente el haber estado con nosotros. Profesor de historia de Estados Unidos y estudios chicanos de la Universidad del estado de California, Los Ángeles y coautor del libro “Decade of Betrayal: Mexican Repatriation in the 1930s” (La década de la traición: la repatriación mexicana en la década de 1930) Haremos el enlace a este libro y también al tuyo, Juan, titulado “Harvest of Empire” (La cosecha del imperio), una historia completa sobre el tema en la que también se incluye este período. Esto es Democracy Now! Cuando regresemos de la pausa, nos acompañarán el hijo de Muhammad Ali y su madre. ¿Por qué fueron detenidos, siendo ciudadanos estadounidenses, cuando regresaban al país? Quédense con nosotros.


Traducido por Carolina Flórez. Editado por Verónica Gelman y Democracy Now! en Español.

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