Todos los gobiernos mienten

Columna17 de agosto de 2018
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    Amy Goodman y Denis Moynihan

    “Todos los gobiernos mienten” solía decir el legendario periodista estadounidense I.F. Stone. Stone dedicó su vida a informar sobre la corrupción en el seno de las altas esferas del poder y publicó durante casi 20 años, hasta su retiro en 1971, el semanario independiente I.F. Stone Weekly, un periódico en donde publicaba de manera regular noticias de envergadura, basadas en investigaciones rigurosas e incisivas. Reveló, por ejemplo, cómo el entonces presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, explotó de forma engañosa el incidente de la Bahía de Tonkin en 1964 para escalar la participación estadounidense en Vietnam. Stone produjo algunos de los informes de investigación más impactantes sobre la industria tabacalera y el poder que ejercía sobre el Congreso. La afirmación de Stone de que todos los gobiernos mienten ha resistido la prueba del tiempo y parece notablemente adecuada ahora, en la era del presidente Donald Trump, que bien podría ser considerado como el más mentiroso de todos los presidentes de Estados Unidos. Cuando los medios informan con precisión sobre las descaradas mentiras de Trump, este los ataca y ha llegado a calificar a la prensa como “el enemigo del pueblo”. Los periodistas acreditados en la Casa Blanca, que son los principales destinatarios de las constantes expresiones peyorativas de Trump, manifiestan cada vez más la preocupación por su seguridad en los numerosos actos de campaña de Trump, en los que incita a sus seguidores a ir contra ellos. En un acto esta semana en Fort Drum, en el norte del estado de Nueva York, Trump dijo:

    “Estoy tan orgulloso de mí mismo. No los llamé ‘medios de noticias falsas’. Me dije a mí mismo: ‘Hoy no. Frente a nuestras maravillosas fuerzas armadas, no las llamaré noticias falsas. Sabemos cuál es la verdad, pero no lo diremos hoy’”. Haciendo alarde de su moderación, Trump calificó dos veces a la prensa como “medios de noticias falsas”. Trump no va a ceder y evidentemente no va a cambiar.

    El presidente Trump depende de los medios de comunicación para repetir –y así amplificar– sus mensajes de odio. Varios canales de noticias han dado el importante paso de no emitir en vivo, de principio a fin, sus actos políticos. Esa fue la vergonzosa práctica que le concedió a la campaña de Trump más de mil millones de dólares en tiempo de aire gratis. Pero sí se debe informar sobre los tuits de Trump. Un tribunal dictaminó que estos constituían declaraciones oficiales de la Casa Blanca, y que influyen en la política. La profundidad de su racismo, su misoginia, su islamofobia y su violencia es tan relevante como grotesca. Esta semana calificó de “perra” a la que fue, hasta su reciente despido, la principal funcionaria afroestadounidense de la Casa Blanca, Omarosa Manigault Newman. Recientemente publicó un comentario en Twitter sobre la estrella la NBA Lebron James, que acaba de inaugurar una escuela. En el tuit, Trump escribió: “Lebron James acaba de ser entrevistado por el hombre más tonto de la televisión, Don Lemon. Lemon hizo que Lebron se viera inteligente, lo cual no es fácil”. Ambos hombres son afroestadounidenses, tal como también lo es la respetada congresista Maxine Waters, a quien Trump llamó “una persona con un coeficiente intelectual extraordinariamente bajo”. En este proceso, Trump no solo insulta a los afroestadounidenses, sino a todos nosotros.

    La mejor respuesta ante la hostilidad de Trump hacia la prensa es que haya más periodismo de investigación. Un problema es que la especulación obsesiva sobre el progreso de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre Trump y la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses opaca otras noticias importantes.

    Como ejemplo se puede mencionar el evento en Fort Drum. Trump estaba allí para realizar la firma formal de la Ley de Autorización de Defensa Nacional y fue duramente criticado en los medios por no mencionar al senador John McCain, cuyo nombre lleva el proyecto de ley. McCain ha sido uno de los principales críticos de Trump dentro del Partido Republicano y actualmente sufre de un cáncer cerebral avanzado. La omisión de Trump fue considerada ofensiva y mezquina, y evoca el ofensivo comentario que hizo en 2016 acerca de la participación de McCain en la guerra de Vietnam: “No es un héroe de guerra. ¿Es un héroe de guerra porque fue capturado? Me gustan las personas que no fueron capturadas, lamento decirles”.

    ¿Pero qué pasa con la magnitud del proyecto de ley de gasto militar que firmó Trump? Los 717.000 millones de dólares de fondos públicos comprometidos para el armamento y la guerra constituyen la mayor autorización de gastos para la defensa en la historiaed Estados Unidos. Mientras los republicanos intentan reducir o eliminar los programas de ayuda social –como la Seguridad Social y Medicaid– denunciar este presupuesto militar sin precedentes debería estar al frente de cada noticiero y en la portada de todos los periódicos.

    La guerra liderada por Arabia Saudí en Yemen, con el respaldo de Estados Unidos, es una noticia que exige cobertura diaria, pero no la tiene. Esta misma semana, un autobús escolar fue bombardeado, con bombas estadounidenses, reabastecimiento de combustible para los aviones bombarderos y apoyo logístico de Estados Unidos. Cincuenta personas fueron asesinadas; 40 de ellas eran escolares. Más de un millón de niños y niñas yemeníes están al borde de la inanición; muchos ya murieron de hambre. Más de 18 millones de yemeníes padecen hambre y más de un millón han contraído el cólera. Es la mayor crisis humanitaria en el planeta; sin embargo, no escuchamos casi nada al respecto.

    El cambio climático merece una cobertura constante. Curiosamente, el presidente de Estados Unidos, que niega el cambio climático, ha dicho que se trata de un engaño chino. Los medios de comunicación deben informar insistentemente sobre esta amenaza global, especialmente en torno a la conexión entre el cambio climático y los fenómenos climáticos extremos, como los incendios forestales que están consumiendo gran parte de California.

    Los ataques de Donald Trump contra la libertad de prensa, que es una piedra angular de la democracia, son repudiables. Fortalecer nuestra labor periodística, siguiendo la tradición de I. F. Stone, es el mejor remedio.


    © 2018 Amy Goodman

    Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

    Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

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