VEA: Ada Colau y Alexandria Ocasio-Cortez entrevistadas por Amy Goodman

Exclusivo Web16 de julio de 2018
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El 16 de julio la directora de nuestro programa, Amy Goodman, entrevistó a Alexandria Ocasio-Cortez y a la alcaldesa de Barcelona, ​​Ada Colau.

Ocasio-Cortez y Colau discutieron sus trayectorias personales, las posibilidades de los movimientos sociales para presentar candidatos a cargos políticos, las limitaciones que surgen una vez dentro de esas instituciones y la necesidad urgente de desafiar la definición de lo que es, y no es, posible.

Alexandria Ocasio-Cortez es la candidata demócrata por Nueva York al Congreso de Estados Unidos, tras su reciente victoria en las primarias de su partido ante el representante Joe Crowley, quien lleva 10 mandatos en el cargo y ocupa el cuarto puesto en importancia entre los demócratas de la Cámara de Representantes. Ocasio-Cortez es una socialista demócrata que dirigió una progresista campaña de base abogando por un “Medicare para todos” y por la abolición del Servicio de Inmigración de Estados Unidos.

La alcaldesa de Barcelona, ​​Ada Colau Ballano, fue elegida a través de la plataforma ciudadana Barcelona en Comú y es la primera mujer en ocupar la alcaldía de esa ciudad. Antes de ser elegida para ese cargo, Colau fue fotografiada siendo arrastrada por la policía antidisturbios cuando protestaba contra un banco que se había negado a negociar con una familia que había sido desalojada de su hogar.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Bueno, qué noche extraordinaria. Quiero agradecer a mis colegas de Democracy Now! por la transmisión en vivo de este evento en todo el mundo. Esta es una noche muy especial, histórica, por las dos mujeres que tenemos ante nosotros, la primera mujer alcaldesa de Barcelona, ​​ Ada Colau, y a Alexandria Ocasio-Cortez, quien ha revolucionado la política demócrata en Estados Unidos, sorprendiendo al Partido demócrata con su notable victoria, por un amplio margen, contra el cuarto demócrata más poderoso de la Cámara de Representantes, Joe Crowley. Si gana las elecciones en noviembre, será la congresista más joven que haya tenido el Congreso estadounidense.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Gracias.

AMY GOODMAN: Esta noche, vamos a hablar sobre una serie de temas, principalmente sobre el activismo de base, qué significa estar cerca de las bases y permanecer allí. Vamos a hablar sobre la política global, la política en la era de Trump, tanto aquí en Estados Unidos como en España, y sobre cuáles son los mecanismos para acceder a esas palancas del poder. Y en este tema, quisiéramos comenzar con Alexandra. ¿Puedes contarnos cómo crees que se logró tu victoria? ¿Qué fue lo que hicieron exactamente?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Sí. Creo que la forma en que ganamos en el distrito 14 de Nueva York puede funcionar como modelo de cómo se puede ganar una elección en casi cualquier lugar. Desde el principio supe… o sea, sabía perfectamente que la maquinaria política de Nueva York no iba a hacerme ningún favor. Así que actué en consecuencia. Traté de empezar del modo más lúcido y transparente posible. Sabía que si queríamos ganar, la forma de ganar como progresistas, con un discurso sin concesiones, es expandir el electorado. Esa es la única estrategia que sirve para ganar. No funciona irnos hacia una postura centrista. Ni enfocar toda nuestra energía en tratar de convencer a quienes ya tienen otras posturas. La forma de ganar es ampliar el electorado, hablar con quienes se sienten desilusionados, abatidos, desconfiados de la clase política y hacerles saber que estamos luchando por ellos. Entonces, sabía que tenía que construir una coalición de amplia base por fuera de la dirigencia tradicional Demócrata y que tenía que hacer un gran esfuerzo para convencer a mucha gente activista de que involucrarse en la política electoral vale la pena.

AMY GOODMAN: ¿Y cuáles fueron los ejes de tu campaña?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Los ejes de mi candidatura fueron muy claros y creo que fueron importantes para nuestra victoria: mejorar y expandir el programa de salud Medicare para todos; institutos y universidades públicas sin matrícula y también escuelas de comercio; un nuevo plan contra el cambio climático; justicia para Puerto Rico; una reforma sin concesiones del sistema de Justicia Penal y poner fin a la guerra contra las drogas. Y también poder denunciar al poder y hablar de cómo opera el dinero en la política, en general y específicamente en la ciudad de Nueva York.

AMY GOODMAN: Y desde luego, ese poder del que hablas es también el Partido Demócrata.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Bueno, en la ciudad de Nueva York, ese es el poder.

AMY GOODMAN: En este punto, no sólo te estabas oponiendo políticamente al presidente de Estados Unidos.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Sí, claro, no iba sólo contra él. Y yo… En realidad, no fui contra el presidente, casi nada, porque sabemos… aquí, en nuestro distrito, todos somos opositores al gobierno. Y para mí era muy importante no hablar de lo que estaba en contra en mi candidatura sino hablar de lo que estoy a favor, de las propuestas. Me parece que decir algo como “Eliminar el ICE” (Servicio de Inmigración) no sólo implica un rechazo implícito a las políticas del gobierno actual sino que también va un paso más allá en promover la justicia.

AMY GOODMAN: Explícanos a qué te refieres con esa propuesta. Inmediatamente los republicanos y varios demócratas entendieron que estabas a favor de que se abran las fronteras, de que no haya fronteras.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Sí, creo que eso supone una interpretación errónea sobre cómo funciona la política migratoria en Estados Unidos. En primer lugar, el Servicio de Inmigración (ICE) no es la Patrulla Fronteriza. Ese es otro tema, que también podría ponerse en debate. Pero lo que el ICE… O sea, cuando hablamos de eliminar el ICE, estamos hablando de terminar con la detención de familias. Estamos hablando de poner fin a una agencia, a una práctica y a una estructura que tiene impunidad ante el Departamento de Justicia de EE.UU. y que a menudo las cosas que asume se parecen bastante a las tareas de las fuerzas de seguridad. Entonces, si tenemos una fuerza de seguridad que no rinde cuentas ante el Departamento de Justicia, no es sorprendente que se den las violaciones a los derechos civiles y humanos que estamos viendo en este momento.

AMY GOODMAN: Cuéntanos qué significa ser una socialista demócrata.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Bueno, para mí, algo que vengo repitiendo mucho, pero porque creo que es verdad, significa que en una sociedad moderna, y rica, con valores morales, ninguna persona debería estar en la pobreza. Eso es lo que creo. Y creo que no hay otra estructura, partido o movimiento que esté reivindicando la economía… el piso básico de dignidad económica y social que debería existir en Estados Unidos. Así que para mí eso es lo aporta este movimiento.

AMY GOODMAN: Ada Colau, ¿qué significa ser socialista en España? Bueno, ahora tienen un primer ministro socialista. O sea, quizás tú hayas allanado el camino para esta victoria en el último mes. Pero cuéntanos cómo surgiste, cómo te involucraste en política. Ganaste la alcaldía hace tres años. Hay una imagen muy famosa en la que apareces arrastrada por la policía antidisturbios, detenida por protestar contra uno de los tantos desalojos que hay en España.

ALCALDESA ADA COLAU: Sí. Antes que nada, muchas gracias por esta oportunidad increíble. Estoy muy contenta de estar aquí contigo Amy, con Alexandria Ocasio y todas y todos ustedes. Creo que es mejor para mí y para ustedes si hablo en castellano y hacemos la traducción. Muchas gracias a Caracol, la cooperativa feminista que nos ayuda con la traducción. Es verdad, hace tres años me entrevistaste. Fuiste una de las primeras amic (amigas) que me entrevistó después de la victoria. Fue una victoria de David contra Goliat, que en muchas cosas, me recuerda a la victoria de Alexandria, porque es verdad que fui la primera mujer alcaldesa de Barcelona. Pero más que eso, fui la primera mujer de origen humilde, de familia trabajadora y eso no había pasado nunca. Siempre había habido hombres que provenían de ciertas élites mas o menos de izquierda, pero que tenían un cierto entorno de conocimiento y de relaciones políticas. Yo no conocía a nadie en el entorno del poder. No me había relacionado con nadie del poder hasta entonces, ni yo ni la gente que me acompañaba -porque no estoy sola en esto. Evidentemente, es imposible hacer algo así sola. Hay un equipo de personas muy comprometidas que me apoyan. Y teníamos la característica de ser personas que no veníamos de las élites. Veníamos de los movimientos sociales, del activismo por los derechos humanos, de familias trabajadoras. Y no solo fui la primera mujer alcaldesa de Barcelona, sino ​​también la primera alcaldesa y el primer gobierno que nos definimos como feministas. Eso tampoco había pasado, entonces formaba parte de un cambio que es mucho más amplio, que no es solo Barcelona -porque seguramente no se presentó solo en Barcelona, sino que es un movimiento que está pasando en Cataluña, en España, pero también en muchos lugares de Europa y también aquí en EEUU. Han habido movilizaciones masivas los últimos años en contra de los recortes presupuestarios, las políticas de austeridad, la corrupción, las formas de hacer política, por feminizar la política, por poner las personas en el centro, por cambiar la relación entre el poder político y el poder económico. Yo creo que es un movimiento que se ha visto en los países árabes, también se ha visto con el 15-M en España, se vivió aquí también con Occupy Wall Street y se vio en muchas otras partes del mundo en diferentes momentos. Es un movimiento plural y diverso que quiere cambiar las cosas, y también llega a las instituciones. Yo creo que tanto Alexandria como tú somos ejemplos de ese movimiento plural, que ahora también llega a las instituciones porque creemos también que es nuestro momento.

AMY GOODMAN: Entones, tú te enfrentaste a las instituciones y poderes más fuertes de su país. Y bueno, cuando te arrestaron por protestar contra los desalojos, te arrestaron en una protesta contra un banco que estaba provocando desalojos de muchas familias. Cuéntanos qué significó este movimiento y cómo creció en las calles de España. Y cómo —y creo que aquí se conectan con Alexandria— se tuvieron que enfrentar no solo con el poder, sino también con quienes venían trabajando en el territorio, con el activismo de base, para convencerles de poner su energía en la política electoral. ¿Cómo fue eso, alcaldesa Colau?

ADA COLAU: Si, nosotros ganamos también por ese divorcio, esa separación entre las instituciones y la ciudadanía. Desde hace muchos años se veía que el poder político, desde diferentes partidos, gobernaba solo para una minoría. Y que la vida de la gente era cada vez más más difícil con desalojos, con los bancos que estafaron a millones de personas, con precariedad laboral, con corrupción. No es un problema de que no hay dinero, sino que el dinero está peor gestionado que nunca en pocas manos. Y las familias cada día tienen más dificultades y más precariedad. Yo participé en el movimiento por el derecho a la vivienda, donde paralizamos miles de desalojos y ese movimiento aún continúa. Pasé a la política institucional pero ese movimiento continúa, porque evidentemente, estamos hablando de poderes globales. El poder financiero no es un poder de Barcelona, ​​es un poder global que hay que contrarrestar con un movimiento democrático también a nivel global, pero que también tiene que tener su expresión local. Antes desde los movimientos sociales y ahora desde la alcaldía de Barcelona, hacemos esa reivindicación de decir que la política tiene que servir para la mayoría de la población, no para una minoría. Es algo muy de sentido común. Es muy obvio, pero el sentido común fue olvidado durante mucho tiempo. Estamos aquí para recordar que la política democrática tiene que responder a las necesidades básicas de la gente. El potencial financiero busca obtener el máximo beneficio a corto plazo. Hace falta un poder político que represente a la gente. Hace falta un poder político que pone límites, que ponga freno a la especulación y que diga que hay derechos humanos básicos como la sanidad, la educación o la vivienda, que no pueden ser objeto de especulación porque eso genera auténtico sufrimiento y crueldad. Por lo tanto, hay que defender los derechos humanos desde el poder político. Eso se hace desde los movimientos sociales, que son los más importantes, porque son los que históricamente marcan el camino y conquistan derechos y libertades, pero también hace falta que la gente en las instituciones reconozca esos movimientos sociales como interlocutores y efectivamente obedezca a la ciudadanía desde el poder público.

AMY GOODMAN: Ada, has venido a Estados Unidos por poco tiempo. Mañana regresas a Barcelona. Te has presentado en la ONU. Te estás oponiendo a Airbnb y a Uber. Explícanos cómo encaja esto en tu trabajo político.

ADA COLAU: Sí, nosotros hablamos de Fearless Cities (Ciudades sin miedo), hicimos un encuentro hace un año en Barcelona y tuvimos experiencias desde Nueva York y de muchas otras ciudades estadounidenses. Organizamos este movimiento Fearless Cities que tiene mucho que ver con esto, porque necesitamos una población sin miedo, ciudades sin miedo y poderes políticos sin miedo, para defender a la gente frente a los grandes capitales especuladores y depredadores de la vida humana. Entonces, por ejemplo, el turismo fue de uno de los primeros temas que nosotros llevamos a la alcaldía cuando ganamos, porque en Barcelona nos gusta mucho el turismo, nos gusta que nos visiten, eso algo positivo, somos una ciudad abierta y cosmopolita, pero queremos que la ciudad sea para vivir, no solo un escaparate para el turismo. Cuando nosotros llegamos había un descontrol absoluto. Había miles de apartamentos ilegales destinados al turismo que generaban muchos problemas como, por ejemplo, la especulación con la vivienda y con los precios de la vivienda, que acaban expulsando a gran parte de la población de nuestros barrios. Evidentemente, nosotros tenemos que defender a nuestros barrios frente a la especulación, por lo que le dijimos a las plataformas globales como Airbnb y a otras que no podían anunciar apartamentos ilegales en sus páginas web porque eso era ilegal y porque además le hacía mucho daño a nuestra ciudad. Y Airbnb no es un pequeño propietario, es una plataforma global que gana millones y millones de dólares de beneficio y que cotiza en la Bolsa. Airbnb no está acostumbrado a que nadie le exija que cumpla con la legalidad, y al principio no jugamos que no, que no iban a hacer caso al Ayuntamiento de Barcelona. Nosotros, que no tenemos deudas con ningún poder económico, les pusimos una multa de 600.000 euros, algo que no les había pasado nunca. Cuando pusimos esta multa de 600.000 euros, Airbnb se sentó a hablar con nosotros, cambió de actitud. Funcionó. Y ahora, muy simpáticamente, tenemos otro tipo de relación con ellos y hemos conseguido que quiten miles de apartamentos turísticos ilegales de su página web y que nos cedan sus datos, que es algo muy difícil, para poder vigilar y controlar que no se promocionen apartamentos ilegales en esa web. Con esto se demuestra que incluso a un poder global como Airbnb, si existe voluntad política, si hay políticos y gobiernos sin miedo, si hay una fuerza ciudadana y un movimiento social, se le pueden poner límites y se puede defender a la gente frente a la especulación como sucedió en este caso.

AMY GOODMAN: También quiero preguntarte sobre la inmigración. Barcelona es una ciudad que recibe refugiados. Ustedes hablan de ser un puerto abierto. Pero antes de eso, quiero volver a Alexandria. Estuvimos tratando de entrevistarte unos días antes de las elecciones, de las elecciones primarias del 26 de junio, hiciste algo que mucha gente pudo haber considerado una locura y otra gente un acto de valor y compasión. Dejaste tu distrito, dejaste de hacer campaña allí y te fuiste a la frontera. Fuiste a Brownsville. Fuiste a los lugares donde había niñas y niños inmigrantes separados de sus familias. Y al final, incluso se demoró tu avión de regreso. Y esto fue justo el día antes de las elecciones primarias.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Sí, sí.

AMY GOODMAN: Háblanos de lo que está ocurriendo hoy en Estados Unidos con la gente inmigrante. Hace apenas unas horas, un juez dictaminó que las familias que recién reunificadas, a quienes Trump les había arrebatado a sus hijos e hijas en las semanas anteriores, no pueden ser deportadas. Esto pone un freno a las deportaciones. Cuéntanos, ¿por qué fuiste a la frontera? ¿Qué crees que se debería hacer?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Fui a la frontera porque nuestra nación está en una crisis moral y nunca encontramos el momento justo para ponernos firmes contra las violaciones a los derechos humanos. Y si seguimos permitiendo que estos 2.000 niños y niñas, que han sido arrancados de sus familias, lo cual es internacionalmente reconocido como una violación a los derechos humanos… estamos permitiendo que eso se haga en nuestro nombre, como ciudadanos y cuidadanas estadounidenses. Cada día que pasa y permitimos que se sigan violando los derechos de esos niños y niñas, siento que se pone más en riesgo el carácter moral de Estados Unidos. Así que yo ni me pregunté si debía o no ir a la frontera. Es necesario poder responder rápidamente. Cada día que pasa, especialmente cuando algo tan atroz está ocurriendo, creo que tenemos que salir a ocupar todo. Tenemos que ocupar todos los aeropuertos, todas las fronteras, todas las oficinas del Servicio de Inmigración, hasta lograr que esos niños y niñas vuelvan con sus familias y punto. Y no es… bueno, ya se que tenía las elecciones primarias tres días después de ese viaje a la frontera, pero no vamos a ganar si no salimos a defender aquello en lo que creemos. Debemos demostrar a la gente que vamos a ser consecuentes y actuar de acuerdo a nuestras convicciones.

AMY GOODMAN: En las últimas semanas… O sea, cuando Donald Trump se postuló a la presidencia, el primer día dijo que los mexicanos eran violadores. Y ahora se está refiriendo a los mexicanos como si fueran animales. ¿Qué le responderías a Trump? Esta política ha sido frenada por los jueces, pero ahora él está tratando de controlar la Corte Suprema y las decisiones que se toman allí.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Bueno, creo que la mejor manera de responder a algo que se puede claramente reconocer, me parece, como un fascismo en ascenso, de responder a estas políticas, es concentrarnos en nosotros, en nuestras comunidades y movilizándonos. O sea, tenemos que estar preparadas la próxima vez. Si vuelve a ocurrir algo así, debemos estar listas para dejar lo que estemos haciendo e ir rápidamente al aeropuerto LaGuardia. Dejar todo e ir inmediatamente a la oficina más cercana del Servicio de Inmigración. Porque este no es un hombre a quien se pueda convencer a través de una conversación amable y una charla de café, ni siquiera con una denuncia pública en un programa de televisión. Esto sólo puede ser frenado con nuestra acción directa.

AMY GOODMAN: Ada Colau, ¿qué significa que Barcelona sea una ciudad receptiva para refugiados, un puerto abierto? Y también, ya que estás aquí en Estados Unidos, danos tu opinión sobre la política de Trump de separar a los niños y niñas de sus familias; ahora ha emitido una orden ejecutiva diciendo que no lo hará, pero hay casi 3,000 niños y niñas que aún no se han reunido con sus padres y madres.

ADA COLAU: No tengo palabras para esto, porque soy madre y bueno, les agradezco por resistir a estas políticas migratorias de Trump, porque bueno, ustedes están hablando de crisis moral, pero también es una crisis política, porque lo que se pone en juego es la democracia. La democracia es para todos. Si no, no es democracia, ¿verdad? Yo creo que es muy grave lo que está pasando en Estados Unidos. No se puede permitir esta crueldad, esta deshumanización. Si se permite deshumanizar la política, la democracia muere. Por lo tanto, hay que saber que no solo es inhumano y cruel por los niños y los padres que están ahora separados, sino que realmente esto permite cualquier cosa. Mañana puede haber otra política contra cualquiera y eso quiere decir que la democracia terminó para todos. Y los derechos humanos terminaron para todos. Entonces resistir a esa política cruel e inhumana, es una obligación para todos nosotros. Una obligación moral y política. Tenemos que juntar fuerzas para hacerlo. Tienen toda nuestra ayuda desde Barcelona para resistir a esa política inmoral. Pero al mismo tiempo, tengo que decir que nosotros también necesitamos vuestra ayuda. Europa ha sido tradicionalmente muy arrogante, y se ha considerado un territorio de los derechos humanos y de la democracia. Pero Europa es ahora incluso peor que la política de Trump porque en Europa, en nuestro mar Mediterráneo —Barcelona está en el mar Mediterráneo— allí no solo sufren, sino que mueren miles de personas. Mueren niños y niñas por la política migratoria europea. Están muriendo ahogados cuando sus vidas podrían ser salvadas. Pero Europa los condena a morir ahogados. Hay mujeres, hombres, personas mayores, niños que hoy y cada semana están muriendo en el Mediterráneo por culpa de Europa. Eso es insoportable, es directamente insoportable y nos avergüenza, nos llenamos de rabia, nos hace llorar y nos obliga a actuar. Entonces estamos denunciando la política de los estados europeos. Estamos presionando para cambiar esa política. Las ciudades no tenemos competencia en inmigración, pero buscamos estrategias imaginativas para cambiar esa política. Por ejemplo, hay una ONG, llamada Open Arms, que está haciendo lo que está haciendo los estados: está salvando vidas humanas en medio del mar para la vergüenza de Europa, y lo hace con muy pocos recursos, con los recursos de la sociedad civil. Somos muchas las ciudades que hemos dicho “nosotros queremos trabajar con vosotros” y hemos hecho una política paralela a los estados europeos a través de un convenio, en el cual ayudamos económicamente y políticamente a esta ONG que salva a personas, y que hace pocos días logró traer personas que han sido rescatadas al puerto de Barcelona. Esto no es una solución, porque la solución tiene que ser estructural y tiene que ser en toda Europa, pero esto demuestra que efectivamente la solución es una cuestión política y es una cuestión de voluntad. Cuando Barcelona dice que es una ciudad refugio lo que hace, por ejemplo, es colaborar con este barco que está salvando vidas humanas en el mar. Denunciamos e impulsamos acciones jurídicas para denunciar la política migratoria en Europa. También luchamos para que nuestra ciudad, al máximo posible, sea una ciudad de derechos. Nosotros reconocemos a todas las personas que llegan, aunque el Estado nacional no las reconozca. Les damos un papel del municipio de Barcelona para que puedan tener asesoramiento jurídico, acompañamiento psicológico, acceso a la sanidad, acceso a cursos de idioma y una serie de ayudas, incluso alojamiento, porque para nosotros son vecinos. Son personas que para nosotros existen. Para el Estado no existen, pero para nosotros sí. Es una política difícil. Es una política de resistencia. Es una política con muchos límites y con mucho sufrimiento, pero es una política que continuaremos hasta el final, porque sabemos que si nos deshumanizamos y aceptamos las políticas migratorias racistas, profundamente racistas, será el fin de la democracia. Hay que luchar y hay que poner esto en la primera línea de la lucha.

AMY GOODMAN: Quiero comentarle al público presente que recibiremos sus preguntas. Si tienen preguntas, pueden escribirlas en las tarjetas y las vamos a tener en cuenta. Danos tu valoración del presidente Trump, alcaldesa Colau

ADA COLAU: No sé si tengo que reprimir mi vocabulario, o si no hace falta. No, no quiero hacer una broma porque es algo muy serio. En realidad, para mí la política de Donald Trump es la peor política posible. Es la utilización del poder para hacer daño, para causar sufrimiento, y creo que no hay nada más horrible que eso. Podría criticar su estilo o su mala educación, pero para mí lo peor es que sea capaz de utilizar el poder para generar sufrimiento y crueldad. Creo que no hay nada peor que eso. Y en ese sentido, Trump me genera todo el rechazo del mundo. Pero no quiero banalizar, porque Trump es una expresión que también tenemos en Europa, donde surge la extrema derecha, donde vuelven a surgir movimientos fascistas –algo que parecía imposible después de la Segunda Guerra Mundial– y tenemos que preguntarnos por qué ha ganado Trump y por qué resurge la extrema derecha y el fascismo en Europa. Y creo que también eso pasa por un fracaso de las políticas de izquierda y por una socialdemocracia que compró el paradigma de la derecha, del neoliberalismo y aceptó privatizar servicios públicos. Aceptó mercantilizar bienes comunes como el agua y como la vivienda, y lanzó el mensaje de que no había alternativa, de que el modelo neoliberal privatizador precarizador era el único posible. Y eso creo que es la base de la victoria de los fenómenos de extrema derecha que estamos viendo, y que también Trump representa. También hay un elemento nuevo, un elemento más histórico. Está por un lado el fracaso de la socialdemocracia y de los partidos de izquierda tradicionales, pero hay un fenómeno más nuevo que desde los movimientos progresistas tenemos que saber analizar, y no hay que banalizarlo. Estamos en un mundo global, en un mundo globalizado. Y en el mundo globalizado hay muchos miedos. Está el miedo de la gente, que es un miedo racional, es un miedo legítimo. Miedo a perder el trabajo, miedo a que cuando seamos mayores no tengamos pensión. Miedo a que nuestros hijos vivan peor que nosotros. Miedo a perder la casa. Hay miedo a poder sufrir muchos tipos de violencia, a los atentados terroristas. Hay muchos miedos asociados a la globalización que generan ansiedad, que generan incertidumbre en la población. Y creo que es nuestra obligación mirar de frente a estos miedos, no fingir que no existen. No minimizarlos, porque creo que eso sí lo ha sabido hacer Trump y lo han sabido hacer movimientos de extrema derecha. Y lo que tenemos que encontrar son formas alternativas de dar respuesta a esos miedos. Desde las ciudades, es una de las cosas que hacemos… La ciudad es el lugar de la proximidad, es la política de la vida cotidiana, es la política de la comunidad. Y creo que desde la comunidad es desde donde podemos transformar los miedos en esperanzas. Porque en la comunidad todos somos vecinos, todos nos conocemos, entonces es más difícil generar el relato de Trump o de la extrema derecha en Europa. Ese relato de “nosotros o ellos”. Los ganadores o los perdedores. Los de dentro o los de fuera que nos vienen a invadir. Eso en la proximidad es difícil. Somos todos vecinos y juntos luchamos por conquistar derechos, por conquistar libertades y por enfrentar nuestros miedos. Por eso nosotros hablamos de Fearless Cities y hablamos de que la ciudad es esa oportunidad de generar otro tipo de respuesta política a esos miedos que existen, que son reales y a los que tenemos que buscarles una respuesta que no sea más miedo, como es la respuesta de Trump.

AMY GOODMAN: Aquí tenemos una pregunta para Alexandria: ¿Hay diferencias entre tus posturas políticas como activista y las posturas que asumes como candidata, en particular con respecto a tu actitud crítica sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas por Israel?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Bueno, creo que… O sea, no creo que la diferencia sea demasiado grande. Sí creo que cuando abordamos temas como estos y a veces esperamos que… hay muchos… Bueno, una candidatura es… algo inherente a ser candidata y a ocupar un cargo público es que parte del trabajo es ser criticada. Y tener que rendir cuentas por lo que haga y diga. Eso es inherente a este trabajo. Entonces, pensando en las diferencias que hay, en ese aspecto hay una diferencia concreta. Creo que a veces, especialmente al pasar directamente de ser activista a ser candidata, ser una persona que potencialmente, bueno, que parece que estará ocupando un cargo público pronto, bueno, esperamos que nuestros políticos hagan todo perfecto, que estén completamente informados y sepan contestar y denunciar cada problema. Y a veces nos genera una profunda decepción, o nos indigna, cuando no es así. Pero creo que me estoy manejando como siempre lo he hecho; cuando hay un tema en el que siento que necesito más información, que necesito conversarlo más, construir más consensos, eso es lo que hago. Y en este tema en particular, bueno, una de las cosas que estoy buscando hacer es sentarme con muchos activistas y con muchos líderes, para poder saber exactamente cuál es la postura en el movimiento progresista.

AMY GOODMAN: Esta pregunta va en la misma línea que la anterior. ¿Cómo ven los movimientos por la soberanía y la descolonización, desde Puerto Rico a Palestina y España? ¿Cómo se conectan? Empecemos contigo y luego pasamos a la alcaldesa Colau.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Bueno, creo que esto remite en primer lugar —y la alcaldesa también lo ha mencionado mucho— a la democracia y en qué medida la voz de las personas se logra expresar en una representación democrática justa. En Puerto Rico vemos que se sigue perpetuando una ciudadanía estadounidense de segunda clase. Hay 3 millones de personas a quienes no se les permite votar en las elecciones federales de Estados Unidos, que no tienen representación federal en la Cámara de Representantes, que no tienen representación federal en el Senado, y que no pueden votar en las elecciones presidenciales de EE. UU. En los últimos meses, cinco mil personas han muerto en Puerto Rico tras el paso del huracán María, entre ellas miembros de mi propia familia y no se hace nada. Nuestros medios de comunicación no hablan de eso. A nuestros políticos no les importa. Y no se da ninguna respuesta a la reivindicación por los derechos electorales del pueblo puertorriqueño. Y creo que es en esa cuestión de base donde estos tres movimientos están vinculados. Para mí no es sorprendente que haya una crisis humanitaria en Puerto Rico. Quizás si tuviéramos votos en el Colegio Electoral, lograríamos que nos presten más atención. Pero no los tenemos. Y mientras permitamos que haya pueblos que no tienen una representación democrática y verdadera en los lugares y gobiernos que toman decisiones por ellos, entonces seguirán siendo pueblos oprimidos.

AMY GOODMAN: ¿Aún estás a favor de la solución de dos Estados para el conflicto de Israel y Palestina?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Bueno, es un tema sobre el que estoy empezando a conversar con activistas, porque se trata de un gran… bueno, especialmente, después de lo ocurrido este fin de semana. Y me estoy sentando a conversar sobre el tema con muchos activistas que están en el tema. Y estoy deseosa de meterme en esa conversación.

AMY GOODMAN: Alcaldesa Colau, danos tu perspectiva sobre la ocupación israelí y lo que está sucediendo en los Territorios Ocupados. Ahora en Gaza hay 14.000 palestinos heridos y más de 130 palestinos han sido asesinados desde que se iniciaron las protestas de la Gran Marcha del Retorno el 30 de marzo.

ADA COLAU: Nosotros hemos condenado duramente esa acción que vulnera los derechos humanos, que vulnera las resoluciones de Naciones Unidas, y repetidamente lo hemos dicho. Barcelona es una ciudad de los derechos humanos y por lo tanto, no vamos un ser cómplices de esos silencios o de esas indiferencias, que transmiten el mensaje de que hay algunas poblaciones que son de segunda categoría, a las que se puede masacrar y se les puede vulnerar los derechos humanos y “aquí no pasa nada”. Eso cuestiona nuestra propia democracia, y en realidad, nos convierte en una sociedad débil. Creo que una sociedad fuerte es la que es valiente y dice “esto no se va a hacer en mi nombre”. Entonces con el tema de Gaza, con muchas presiones de Israel sobre los políticos, por ejemplo, de España, para que no se tomen posiciones al respecto. En Barcelona hemos sido muy claros en que vamos a denunciar cualquier vulneración de derechos humanos, cualquier asesinato. Hemos, de hecho, y vamos a establecer relaciones de cooperación con los movimientos que ahora mismo en Gaza o en Palestina luchan por los derechos humanos. Creo que es una cuestión de mínimo democrático, e insisto, creo que Europa se debilita cuando no se posiciona claramente en una crisis humanitaria como esta o cuando se mantiene una política migratoria que condena a la muerte a miles de personas. Y creo también, y esto lo decíamos esta mañana también en Naciones Unidas, que cuando Naciones Unidas no es más contundente y no actúa para forzar que las resoluciones sean cumplidas, se desprestigia a las instituciones democráticas, y las instituciones democráticas cada vez son más débiles mientras que los grandes poderes transnacionales son más fuertes. Si no hay una convicción democrática que se defienda, sobre todo en los casos más difíciles, no los más fáciles. Es en los conflictos más difíciles donde hace falta más firmeza moral y política. Y en ese sentido, creo que ahora grandes instituciones como Naciones Unidas o la Unión Europea están en crisis, y hay que reconstruir la democracia desde abajo, con la ciudadanía, desde las ciudades, para defender esos valores fuertes democráticos que son los únicos que pueden permitir las relaciones más justas a nivel mundial que den un horizonte de esperanza.

AMY GOODMAN: Recientemente en Democracy Now! estuvimos cubriendo otro territorio ocupado, en el Sáhara Occidental, por parte del reino de Marruecos. ¿Qué nos puedes decir al respecto? La lucha contra la ocupación de Sáhara Occidental es más intensa fuera de Sáhara Occidental, en España.

ADA COLAU: Tiene que ver con una serie de relaciones internacionales históricas, injustas, de colonización, de depredación, donde los países del norte que han colonizado, han saqueado los bienes comunes de muchos de esos territorios, han generado corrupción, han generado mucho dolor y luego intentan quitarse la responsabilidad sobre todo ese daño causado. De hecho, muchas migraciones de conflictos del sur tienen que ver con las políticas del Norte. Estados Unidos y Europa son principalmente responsables de muchas de las guerras y de las injusticias que hay en países del sur. Por lo tanto, esto es algo hay que cambiar completamente en las políticas internacionales, si no los conflictos van a permanecer. En el caso del Sahara, se trata de un conflicto histórico en el cual también se están vulnerando las resoluciones de Naciones Unidas y en el cual España tiene una responsabilidad directa, porque tiene que ver también con la política actual que hoy sigue haciendo, por ejemplo, con Marruecos. España, al igual que otros países europeos, intenta bloquear la inmigración haciendo acuerdos que vulneran los derechos humanos para que la gente no llegue hasta Europa, lo cual es inútil porque la gente huye del horror, de la violación, de la tortura, del asesinato. Nosotras también huiríamos, ¿no? En España, mucha gente, muchos de nuestros abuelos tuvieron que huir por la guerra civil, por el fascismo. Entonces, es nuestra obligación abrir las puertas para estas personas que están huyendo del horror. Lamentablemente España, al igual que el resto de los países de la Unión Europea, hacen acuerdos con Marruecos, con países como Libia, donde se están vulnerando los derechos humanos de forma sistemática, para intentar contener la inmigración. Y con eso no sólo no resuelven el problema, sino que lo complican mucho más, y causan todavía más dolor.

AMY GOODMAN: ¿Cuál creen que es la importancia de las ciudades como fuerza para el cambio, de Barcelona a Nueva York?

ADA COLAU: Como ciudades del cambio, nos queda mucho por hacer, pero tú me has preguntado por la importancia de las ciudades para el cambio ¿es esa la pregunta? Sí. Creo que desde las ciudades hay muchos límites, porque los grandes poderes son globales. La especulación financiera, la especulación con la vivienda, los grandes oligopolios de la energía. El turismo es un fenómeno global. Entonces, desde las ciudades hay límites, pero al mismo tiempo, precisamente porque somos el lugar de la vida cotidiana, el poder de la gente está concentrado en las ciudades. Y yo creo que eso lo estamos viendo ya en muchos casos. En la lucha por la vivienda, en la lucha por la energía, en la lucha por el agua, en la lucha por la mejora de la democracia, de la participación, en la lucha por la transparencia contra la corrupción. La mayor parte de esos movimientos se dan en las ciudades. En las ciudades se producen las grandes desigualdades, pero en las ciudades también se están produciendo esos grandes movimientos sociales que se han convertido en la gran esperanza para reconstruir la democracia desde abajo. Porque al final, todos estos temas que estamos hablando, al final de la discusión, sobre si nuestra democracia es solo formal o es una democracia real; y para que sea real necesita protagonismo de la gente y el espacio digamos privilegiado para ese protagonismo de la gente son las ciudades. Y en ese sentido, las ciudades tenemos mucho poder y que creo que vamos a tener cada vez más el poder, del poder en el sentido positivo. Poder como capacidad de transformación de la sociedad. Yo creo que el siglo XXI es el siglo de las ciudades, el siglo de las mujeres y del feminismo. Creo que hay un gran movimiento a escala global que es una gran esperanza y puede llegar a transformarlo todo. Porque luchar por el feminismo es luchar por la democracia, luchar por la igualdad, es luchar por las personas migrantes, es luchar por una economía justa. Por lo tanto, creo en la lucha contra el patriarcado y en un movimiento feminista global asociado al movimiento de las ciudades. Y también creo que otro tema estratégico del que nos tenemos que ocupar también es el de la tecnología. Ahora hay una revolución tecnológica que está cambiando todo. Estamos ante una revolución industrial, una nueva revolución industrial. Y la tecnología está cambiando las relaciones económicas, las formas del trabajo, las relaciones personales, las formas de participación política. Creo que es muy importante que la ciudadanía y las ciudades, por ejemplo, hagamos una política de democratización de la tecnología para que la tecnología no se convierta en la nueva forma de dominación del siglo XXI. Creo que las mujeres tenemos que impulsar esto… Las ciudades tenemos que tener políticas de “open data”, de acceso a las tecnologías y de feminización también. Creo que las mujeres tenemos que impulsar que haya programadoras, ingenieras que tomen las riendas de esa revolución tecnológica y la conviertan no en otra forma de dominación del capitalismo, sino en una revolución democrática desde abajo, con protagonismo de las mujeres. Creo que eso es una responsabilidad que tenemos

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Sí, creo que las ciudades son la primera linea de lucha. Creo que las ciudades son autónomas en muchos sentidos. Y creo que la capacidad organizativa y de movilización de las ciudades de alguna manera excede incluso a la del Congreso, porque el Congreso está diseñado para funcionar tan lenta y humanamente como sea posible, y las ciudades son los laboratorios de la nación. Bueno, por eso aquí, en la ciudad de Nueva York, se está implementando un programa universal de educación preescolar. Nosotros hemos puesto a prueba políticas públicas. Por eso la idea de una ciudad santuario es tan revolucionaria, también, porque las alcaldías, gobiernos municipales, tienen la capacidad, una capacidad enorme, de operar de un modo radicalmente diferente al gobierno federal y hacer de sus ciudades pequeños enclaves del futuro y confeccionar un futuro que consideren digno. Entonces, creo que las ciudades tienen mucho poder para lograr avances en políticas de vivienda, salud, educación y para enfrentar el cambio climático. O sea, recordemos lo que ocurrió cuando el presidente Trump decidió retirar a EE.UU. del Acuerdo de París: una amplia coalición de ciudades estadounidenses salió a decir que mantendrían su compromiso con los estándares del Acuerdo de París. De modo que casi todas las grandes ciudades de Estados Unidos van a seguir aplicando los estándares acordados a pesar de que el presidente de Estados Unidos se haya retirado del acuerdo. Así que creo que actuar en los gobiernos de las ciudades nos da la oportunidad de experimentar con políticas de este tipo y refutar el argumento de que no funcionan, que garantizar el derecho a la vivienda no funciona, que garantizar el derecho a la salud no funciona, y que, bueno, ya a nivel estatal, las universidades y escuelas de oficios públicas y gratuitas no funcionan. Pero podemos demostrar que todo esto sí funciona a nivel municipal y estatal.

AMY GOODMAN: ¿Abordará en su candidatura el tema de la injusticia policial contra afroestadounidenses?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Absolutamente. O sea, dentro del distrito que represento se encuentra la cárcel de Rikers Island, como mencionabas, y entiendo que eso me genera la responsabilidad moral y ética de promover la reforma del sistema de justicia penal y poder hacer justicia por la larguísima historia que tenemos de encarcelamientos masivos y cosas peores.

AMY GOODMAN: Ada, ¿tienes algún consejo para Alexandria en su trancisión del activismo a la política electoral?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Voy a tomar mi bloc de notas.

ADA COLAU: Veo a Alexandria muy bien, porque lo que hace falta es no tener miedo. Lo que sí es verdad es que la política institucional puede ser mucho más frustrante que la política social, porque en la política institucional hay una lucha por el poder. Y la lucha por el poder, en algunos casos, saca lo peor de la humanidad. Eso es así. No es casual que la política institucional esté muy desprestigiada. A mí, tres años después de ser alcaldesa, al día de hoy, todavía hay una parte de la política institucional que me deprime profundamente. Para nosotros es muy importante estar fuera de la institución, ir a los barrios, seguir en contacto con la gente, porque eso te da la verdad de la política, te da la realidad de la política. Luego hay un micromundo de la política institucional que es la lucha de poder entre partidos, y entre partidos y poderes económicos, que es un micromundo, pero que en realidad está muy sobrerrepresentado y acostumbrado a tener el monopolio del poder. Entonces, romper esa frontera de la política institucional creo que es una de las misiones que personas como nosotras tenemos para que las instituciones realmente representen a la mayoría de la población y no a una minoría. Entrar en la política institucional quiere decir que… a mí me preguntaban mucho cuando empecé a ser alcaldesa: “¿ahora eres activista o no eres activista? ¿Qué pasa aquí?” Porque algo así no había pasado hasta ahora. Y yo decía: “Yo precisamente porque he sido activista, sé que ahora no soy activista, pero tengo los mismos objetivos que cuando era activista, solo que con una responsabilidad diferente. Soy alcaldesa, tengo que representar a toda la población, y a mí me van a exigir resultados. Entonces, soy responsable de que la institución haga lo máximo posible para cumplir con nuestros compromisos”. La función del activista es exigir al poder público que haga lo máximo posible, y cuando tienes una responsabilidad institucional, tu responsabilidad es pelearte cada día con las contradicciones, con los límites, con la imperfección, para conseguir más y más poder para la gente. Creo que la responsabilidad y la acción es diferente como alcaldesa que como activista, pero el objetivo es exactamente el mismo, y eso es lo que no hay que olvidar.

AMY GOODMAN: Desde…

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Gracias.

ADA COLAU: De nada.

AMY GOODMAN: Nos escriben desde de España: “Alcaldesa Colau, ¿cómo es la política del primer ministro Pedro Sánchez hacia Cataluña? Se ha mostrado dispuesto a reunirse con los líderes independentistas, pero hace unos días dijo que la autodeterminación no es un derecho”.

ADA COLAU: El tema catalán es un tema complejo y largo que no se puede responder cortito, pero el tema va más allá de defender o no el derecho a la autodeterminación, hay una realidad política en Cataluña, como en otros lugares del mundo… No soy independentista, pero soy demócrata, y en Cataluña hay más de dos millones de personas que llevan muchos años pidiendo ser reconocidas y pidiendo que se pueda votar en un referéndum, como se hizo en Escocia como se hizo en Canadá, en un referéndum. Entonces, más allá de quién es independentista y quién no lo es, en Cataluña hay una mayoría que somos demócratas y que lo que pedimos es que se pueda hacer un referéndum, porque creemos que en una democracia, cuando hay un conflicto, la mejor forma de resolverlo es dando la voz a la ciudadanía. Y ese es el choque democrático que hay con el Estado español ahora mismo, porque más allá de quién es independentista y quién no lo es, hay una mayoría de gente demócrata que decimos que cuando hay más de dos millones de personas movilizadas, esto no vas a resolverlo con represión. No lo vas a hacer negando los derechos. Tienes que dar la voz a la ciudadanía. Y ese es el conflicto que tenemos. Más allá de la cuestión nacional, el problema es que hay una cuestión democrática sin resolver que ahora está complicada porque hay personas en la cárcel y hasta que esas personas no salgan de la cárcel, va a ser imposible reconducir el problema a un debate democrático, que es la única manera de poder resolverlo.

AMY GOODMAN: ¿Qué es lo que más les gustaría preguntarle a la otra invitada? ¿Qué es lo primero que le preguntarán a la otra al bajar del escenario?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Hay tantas. Algunas son preguntas muy específicas. O sea, me pregunto, especialmente porque estás en un cargo tan diferente, tienes una función diferente… Bueno, tienes una posición ejecutiva y lo que yo tengo aquí en Estados Unidos es una posición un poquito diferente. No es el Poder Ejecutivo. Lo que yo tengo que hacer y el encargo que tengo es desarrollar consensus. —Lo siento, voy a volver a hablar en inglés— Estoy tratando. Entonces, creo que una de las preguntas que me hacía es cómo se construye el consenso, incluso estando en un cargo más… aunque tú ocupes un cargo ejecutivo, me interesa aprender más sobre cómo construyes consenso, especialmente en relación con los gobiernos y en un gobierno que realmente depende de la construcción de coaliciones. Una de las principales diferencias entre Estados Unidos y cualquier otro país con un sistema de representación proporcional real es que aquí solo cuentan los demócratas y republicanos, y todos los pequeños grupos que hay dentro de estos dos partidos gigantes no logran un reconocimiento formal. Todo gira en torno a demócratas y republicanos, con muy pocos matices. Entonces, me interesa saber cómo trabajas la construcción de consensos, logrando resultados concretos.

ADA COLAU: Nuestro sistema es diferente. Antes era bipartidista, pero ahora afortunadamente la realidad política en Cataluña y en España es más plural. Aunque, en realidad, sigue habiendo un problema para generar consensos por cómo es precisamente el sistema de partidos. Creo que hay que modernizar la política. El sistema de partidos se ha quedado muy antiguo, y los partidos son ahora sobre todo estructuras que están más preocupadas por conseguir el poder y perpetuarse en el poder más que por resolver problemas. Hay un problema con el sistema de partidos que se creó en el siglo pasado. En ese momento, el sistema tenía una razón histórica, pero ahora la sociedad ha cambiado. La sociedad se mueve cada vez más por objetivos comunes, de forma horizontal, en red, a través de las nuevas tecnologías. Creo que la política tiene el reto y tiene la obligación de modernizar y cambiar esas formas de hacer política. Esto lo he dicho antes, pero creo que es importante: mientras la política sea sólo una cuestión entre partidos, tendremos una política mediocre, una política de muy bajo nivel y muy poco valiente. Necesitamos que la política no sea ​​una cuestión de partidos. Tiene que ser una cuestión de la gente. Y en ese sentido hay que modernizar. Por eso decía que para nosotros los consensos son difíciles, porque gobernamos en minoría, pero hemos podido hacer cosas muy valientes y muy ambiciosas porque había mayorías sociales, que se movilizaban, que presionaban, que exigían. Entonces, creo que esa es la clave política, más allá del sistema en Estados Unidos o en España, eso va a ser importante en el futuro. Tengo curiosidad por preguntarle algo a Alexandria. Es algo que también se plantea mucho a las personas que hemos entrado en política y que somos una anomalía del sistema porque no estaba previsto que llegáramos. ¿Tu has pensado si vas a quedarte mucho tiempo en la política o pocos años en la política?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Esa es una muy buena pregunta porque a mí siempre lo que me guía son los objetivos y si tengo efec… disculpa…

ADA COLAU: ¿Efectividad?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Exactamente. Si tengo efectividad. Y también, de diferentes maneras. No solamente en el gobierno, sino también en poder usar este escaño para movilizar el discurso nacional. Me quiero quedar por el tiempo en que tengo eso… disculpa…

ADA COLAU: Que seas útil, que seas efectiva.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Exactamente. Yo quiero ser…

ADA COLAU: Muy bien.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Gracias. Estoy tratando.

ADA COLAU: Muy bien.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Quiero quedarme el tiempo que sea útil. Y si ese tiempo es dos años, es dos años. Si es diez años, es diez años. Si tengo que cambiar escaños, cambiar posiciones, salir, entrar de la política, no importa. Mi objetivo primordial es defender los derechos y la justicia social, racial y económica para las familias trabajadoras en Estados Unidos. Eso es mi principal, mi “north start” (estrella guía). Los escaños son herramientas.

ADA COLAU: Claro.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: No son mi identidad, no son algo que yo tengo que tener, pero quiero tenerlo por el tiempo en que sea útil. (Lo intenté).

ADA COLAU: Muy bien.

AMY GOODMAN: Una última pregunta para cada una. Para Alexandria, ¿cómo llevaste a cabo el desafío de convencer a activistas y dirigentes sociales de que la política electoral vale la pena? Y para la alcaldesa Ada Colau, ¿crees que destruir el capitalismo en Estados Unidos crearía un efecto dominó alrededor del mundo?

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Nada complicado…

AMY GOODMAN: También puedes responder tú a eso.

ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ: Con respecto a intentar convencer a la gente activista, sabía que era un gran reto, pero valía la pena. Creo que si vienes de una perspectiva activista, la política electoral puede no ser interesante o motivante como para involucrarte en cada contienda electoral. Pero creo que ahora tenemos una oportunidad real, una apertura, con un electorado que se está expandiendo muy rápido en respuesta al gobierno actual, que hace que podamos sumar muchos corazones y mentes de diversas organizaciones y sectores. Y la forma de llegar a la gente de a pie es la política electoral. Así que cuando… lo que hice fue ir a organizaciones sociales y decir: “Oigan, sé que ustedes no se meten en esto, pero denle una oportunidad”. Para mí era importante decir que no era sólo darme una oportunidad a mí, sino a la política electoral como vehículo de los movimientos sociales para hacer oir sus mensajes por un electorado que es mucho más amplio que quienes normalmente participan en sus acciones. Y bueno, si mantenemos posturas firmes y mostramos la voluntad de involucrarnos y dialogar con sectores que no suelen tener la posibilidad de hacerse oir en la esfera pública, creo que estamos abriendo una gran oportunidad para activistas y organizaciones sociales. Así es como lo hice. Aunque creo que no todos los candidatos y activistas harían… pensarían que esto vale la pena. Aún así, pienso que crear campañas electorales basadas en movimientos sociales, es en sí mismo, genera en sí mismo una oportunidad profunda, muy profunda. Incluso si no se logra ganar electoralmente, igual es una oportunidad profunda, porque puedes cambiar muchas actitudes en muy poco tiempo.

AMY GOODMAN: Por último, alcaldesa Colau, ¿crees que destruir el capitalismo en Estados Unidos crearía un efecto dominó alrededor del mundo?

ADA COLAU: Bueno yo creo que los grandes cambios los hacemos cada uno de nosotros cada día. Entonces claro que hay un problema con el capitalismo a nivel global. Claro que hay un problema con Trump. Pero hay un problema que está en nuestras manos cambiarlo. Hay mucha injusticia cotidiana, hay mucho consumismo cotidiano, hay mucha desigualdad cotidiana que nosotros tenemos la capacidad de transformar. Porque si pensamos con maximalismos, “hay que acabar con el capitalismo en Estados Unidos”, bueno, pues yo me voy con mis hijos a casa y chao. Pero no, realmente está en juego nuestra vida, nuestra felicidad, la esperanza en la humanidad. Y a lo largo de la humanidad, los seres humanos hemos podido hacer de lo peor y de lo mejor, entonces cada día en nuestra acción cotidiana nosotros elegimos si queremos lo mejor o lo peor para la humanidad. Y por lo tanto, claro que se puede hacer cambios en Estados Unidos porque Estados Unidos no es Trump. Estados Unidos es Alexandria Ocasio. Los movimientos por los derechos de los refugiados, es el movimiento feminista, son las Ciudades sin miedo. Es mucha gente ¿no? Es Democracy Now! y Amy Goodman. Estados Unidos está lleno de esperanza, está lleno de gente valiente, con ideas, con ganas de transformar el mundo y ese es el Estados Unidos que amamos y con quienes queremos trabajar para conseguir un futuro mejor.

AMY GOODMAN: Queremos agradecer a NetLab, a Fearless Cities y al Institute for Public Knowledge de la Universidad de Nueva York. Y porque nos importa profundamente el empleo, les cuento que en Democracy Now! estamos buscando un productor o productora de noticias a tiempo completo. Vayan a nuestro sitio web, cuéntenles a sus amigos y amigas, y considerenlo también ustedes. Pueden aplicar en democracynow.org. Ha sido un verdadero privilegio estar con ustedes dos y con todo el público presente. Un agradecimiento especial nuevamente a nuestro equipo de noticias de Democracy Now! que está transmitiendo esta entrevista en todo el mundo. Y queremos agradecer también a Maria, Patri y Telesh, que tradujeron la conversación de hoy. ¡Muchas gracias! Parte de esta entrevista se emitirá en Democracy Now! Si quieren recibir nuestros titulares y alertas noticiosas, pueden enviar un mensaje de texto con la palabra “Democracynow” al 66866 y recibirán nuestro boletín de noticias todos los días. Muchas gracias por venir.


Participaron en la producción en español Lissette Favorite, Pamela Subizar, Igor Moreno, Clara Ibarra y Verónica Gelman.

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