La doctrina del shock en los combustibles fósiles: Naomi Klein habla de las víctimas mortales de la desregulación y la necesidad de un New Deal ecológico

Reportaje22 de febrero de 2021

Millones de habitantes de Texas siguen sufriendo los impactos destructivos de las bajas temperaturas en los sistemas de suministro de agua potable y energía eléctrica del estado. Aproximadamente 8 millones de personas deben seguir hirviendo el agua de red para consumirla, mientras que treinta mil hogares continúan sin electricidad. Alrededor de setenta personas han muerto por causas relacionadas con las tormentas invernales, entre ellas al menos doce que murieron dentro de sus hogares por no tener calefacción. En este contexto, crecen las críticas a los legisladores republicanos de Texas por el manejo de la crisis, por haber impulsado durante décadas la desregulación del sistema energético del estado y por sus ataques infundados contra las energías renovables y el New Deal ecológico. Naomi Klein, destacada colaboradora del medio The Intercept y profesora de la Universidad de Rutgers, dice que la reacción de los republicanos se debe “al pánico” que sienten ante la propia culpabilidad. “El New Deal ecológico es un plan que podría resolver muchos de los problemas de Texas y de todo el país, y desde el Partido Republicano no tienen absolutamente nada que ofrecer, excepto más desregulación, más privatización y más medidas de austeridad”. Klein analiza además las primeras medidas del Gobierno de Biden en materia de crisis climática y los peligros de seguir desarrollando la industria de combustibles fósiles. También comenta su libro más reciente, titulado “How to Change Everything” (Cómo cambiarlo todo).

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Hoy comenzaremos hablando sobre Texas, donde millones de personas siguen sufriendo tras la severa ola de frío que devastó los sistemas de suministro de agua potable y energía eléctrica del estado. Unos ocho millones de texanos deben seguir hirviendo el agua para consumirla. Cerca de 30.000 viviendas continúan sin electricidad. El presidente Biden declaró el estado de emergencia en 77 condados. Alrededor de 70 muertes han sido vinculadas a la tormenta invernal, principalmente en Texas. Al menos doce personas murieron dentro de sus casas por no tener calefacción, entre ellas un niño de 11 años llamado Cristian Pavón, quien murió congelado en su cama en la casa móvil de su familia en la ciudad de Conroe, Texas. En la ciudad de Sugar Land, tres niños y su abuela murieron en un incendio mientras trataban de mantenerse calientes durante los cortes de electricidad.

Los legisladores republicanos de Texas se enfrentan a crecientes críticas por el manejo de la crisis y por haber impulsado durante décadas la desregulación del sistema energético del estado. El senador de Texas Ted Cruz fue criticado duramente por haber viajado a Cancún, México, y haberse hospedado en el hotel Ritz-Carlton mientras millones de texanos sufrían las consecuencias de la tormenta. Cruz responsabilizó inicialmente a sus hijas de diez y doce años por el viaje. El 21 de febrero, varios manifestantes llevaron una banda de mariachis para que tocaran frente a la casa de Cruz en Houston.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha utilizado la crisis para atacar el New Deal ecológico al culpar falsamente de la falla de la red eléctrica a la dependencia parcial del estado en las energías renovables.

GREG ABBOTT: Esto muestra por qué el New Deal ecológico sería un pacto mortal para Estados Unidos. Texas tiene la gran suerte de contar con múltiples fuentes de energía, como el gas natural, el petróleo y la energía nuclear, así como energía solar y eólica. Pero como acaban de señalar, nuestros sistemas de energía eólica y solar colapsaron, y estos representaban en conjunto más del 10% de la red eléctrica. Eso hizo que en Texas se dieran cortes de electricidad a nivel estatal.

AMY GOODMAN: Por su parte, la congresista por Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez escribió en respuesta a las afirmaciones del gobernador Abbott: “El verdadero 'pacto mortal' es su liderazgo fallido”. Ocasio-Cortez viajó el 19 de febrero a Texas para ayudar en las labores de auxilio y se ofreció como voluntaria en un banco de alimentos en Houston. Además, ha ayudado a recaudar más de 5 millones de dólares para los tejanos afectados por las tormentas.

Para hablar más sobre la crisis en Texas, nos acompaña Naomi Klein, destacada colaboradora del medio The Intercept y profesora en la Universidad de Rutgers, donde también es profesor Juan González. Naomi Klein acaba de publicar un artículo en The New York Times titulado “Por qué los republicanos de Texas le temen al 'New Deal ecológico'”. Klein es autora de varios libros, de los cuales el más reciente saldrá a la venta el 23 de febrero, titulado “Cómo cambiarlo todo: la guía juvenil para proteger al planeta y a los demás”. Sus libros anteriores incluyen “La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre” y “Esto lo cambia todo”.

Naomi, bienvenida de nuevo a Democracy Now! ¿Qué opina sobre los comentarios de líderes republicanos en Texas que responsabilizan de esta catástrofe a algo como el New Deal ecológico, que ni siquiera ha llegado a materializarse?

NAOMI KLEIN: Hola, Amy. Hola, Juan. Es un placer estar con ustedes.

Sí, hemos escuchado a todo el Partido Republicano al unísono culpar a algo que en realidad solo existe en la teoría y que ciertamente no existe en Texas. Texas está en las antípodas del New Deal ecológico, si consideramos que dicho pacto verde propone consolidar la necesidad de abandonar los combustibles fósiles en la próxima década y así descarbonizar radicalmente nuestro sistema energético, y, como sabemos, los combustibles fósiles siguen siendo los reyes en Texas. Este es un plan para entrelazar las grandes inversiones en infraestructura de la naciente economía verde con medidas para combatir la pobreza, creando una gran cantidad de empleos verdes, sindicados y de calidad que ayuden a la gente. Es un plan para establecer un sistema de salud y de cuidado infantil público y universal, y para garantizar la estabilidad laboral. Así que este plan reúne todas las cosas que no son una realidad en Texas. Ese estado no solo sufre los efectos del clima extremo, que muchos científicos creen que está vinculado al calentamiento del planeta. Uno no puede relacionar una sola tormenta con el cambio climático, pero los patrones son muy claros y esto debería ser un llamado de atención. Texas también está sufriendo una pandemia de pobreza, de exclusión, de injusticia racial. Lo que no tiene es un New Deal ecológico.

Y creo que ese tipo de comentarios se deben, francamente, al pánico, porque el New Deal ecológico es un plan que podría resolver muchos de los problemas en Texas y en el resto de Estados Unidos, mientras que lo único que los republicanos tienen para ofrecer es más desregulación, más privatización, más austeridad. Así que han buscado frenéticamente desviar la atención de las causas reales de esta crisis: la intersección del clima extremo, como el que vemos cada vez con más frecuencia gracias al cambio climático, con un sistema de energía desregulado y dependiente de los combustibles fósiles. Esa es la verdadera intersección catastrófica. Y encima de eso están las injusticias y desigualdades que hacen que esta situación no afecte de ningún modo a todos por igual. Racialmente, es una catástrofe en extremo injusta, como lo es toda catástrofe en Estados Unidos.

JUAN GONZÁLEZ: Naomi, ¿podría hablar un poco acerca de, básicamente, el extremismo de derecha en cuanto a la política energética que se ha implementado en Texas y los orígenes del movimiento por la desregulación que el estado impulsó? Además, otro aspecto sorprendente de esto es la tristemente célebre retórica de independencia. Texas no solo quiere que Estados Unidos tenga independencia energética, sino que también quiere que el estado sea independiente del resto de la red eléctrica de EE.UU., lo que hace que otros estados no puedan acudir en su ayuda en momentos de crisis como este.

NAOMI KLEIN: Claro. Al inicio del programa, ustedes mostraron un video de Alexandria Ocasio-Cortez en su viaje a Texas y de cómo ayudó a recaudar cinco millones de dólares. Ella ha sido muy clara al afirmar que no cree en la caridad como la solución a estas fallas sistémicas. Y, por supuesto, ella es probablemente la persona a quien más se le asocia con los llamados para introducir un New Deal ecológico en la política gubernamental. Pero creo que lo que ella está tratando de mostrar con esta acción es que el Gobierno debe estar ahí para ayudar a su gente, que deberíamos cuidarnos unos a otros, particularmente en momentos de crisis.

La ideología que ha gobernado en Texas durante al menos cuatro décadas es una ideología que, en mi opinión, está resumida en la famosa frase de Ronald Reagan: “Las nueve palabras más peligrosas en inglés son 'Yo soy del Gobierno y estoy aquí para ayudar'”. Creo que es importante analizar esa frase por un momento, porque ese tipo de eslogan simplista que dice que la gente debería temerle al Gobierno que está ahí para ayudar cuando ocurre una catástrofe, como la estamos viendo en Texas, o, en términos más generales, la pandemia global, es realmente escalofriante, porque la gente necesita un Gobierno que esté ahí para brindar ayuda. Y eso lo han llevado al extremo en Texas.

Esa mentalidad se remonta a antes de los años 90, pero a finales de esa década hubo una serie de decisiones fatídicas, cuando Enron, la extinta compañía energética que dirigía el ya difunto Ken Lay y que estuvo plagada de escándalos, lideró una exitosa campaña de presión, durante el mandato del entonces gobernador de Texas, George W. Bush, para desregular drásticamente el sector eléctrico de Texas. Y, en resumen, ganaron. Como resultado, la capacidad de decidir sobre la generación y distribución de electricidad le fue despojada a los reguladores en Texas y otorgada en cambio a las empresas privadas de energía. Y eso se basó en la lógica de que lo que es bueno para la industria es bueno para toda la sociedad, porque así bajan los precios y se asegura al máximo la competitividad. Entonces tenemos todas estas entidades privadas compitiendo entre ellas, y, como dijo Juan, son, entre comillas, “independientes” del resto de la red eléctrica del país.

Veo algunos paralelos realmente interesantes con lo que ha pasado con la COVID. Cuando se le entregan funciones esenciales del Estado a empresas privadas, ya sean compañías de servicios de salud o empresas energéticas, lo que buscan es generar las máximas ganancias, y eso se logra a través de lo que llaman “eficiencia”. Ahora bien, ¿qué significa “eficiencia” en la práctica? Significa que eliminas todas las partes débiles del sistema, porque estás exprimiendo el máximo de ganancias siempre que puedes. Y cuando se trata de servicios de salud o del cuidado de personas mayores, eso significa no tener ni una sola cama de hospital o de asilo de personas mayores vacía, porque eso es ineficiencia. Pero luego, si se produce un “shock”, como una pandemia, el sistema no tiene la capacidad de absorber ese impacto y eso genera un desastre.

Lo que hemos visto en Texas es algo muy parecido, pero con la electricidad. No hay holgura en el sistema. No hay redundancias integradas, porque si estás conectado con la red nacional y ocurre un desastre en tu estado o en un lugar específico, la energía de otro lugar que no esté afectado por el desastre puede ser usada para cubrir esa deficiencia. En Texas se deshicieron de todas esas redundancias y lo que ha ocurrido es un desastre climático, que ha ejercido presión sobre el sistema, eliminando su capacidad, y que ha generado un aumento en la demanda porque las frías temperaturas han hecho que todos quieran más energía, y eso ha hecho colapsar el sistema, del mismo modo en que la pandemia hizo colapsar la capacidad de funcionamiento del sistema sanitario, no sé si me explico.

Entonces, como era de esperar, estas empresas privadas priorizaron las ganancias a corto plazo sobre las inversiones costosas necesarias para el mantenimiento de la red, al adaptarla para el invierno ante un evento extremo. Eliminaron las redundancias integradas. Y hoy, la población de Texas está a merced de políticos alérgicos a las regulaciones que no fueron capaces de requerir que las empresas energéticas se prepararan ante una calamidad, como la que están padeciendo ahora mismo y que, francamente, van a ser cada vez más habituales debido a la desestabilización de nuestro clima.

JUAN GONZÁLEZ: Naomi, usted ha afirmado con frecuencia que cada crisis trae una oportunidad para que otros capitalistas se beneficien. ¿Quién se beneficiará de esta crisis? ¿Puede hablar, por ejemplo, sobre la empresa de gas natural de esquisto Comstock Resources?

NAOMI KLEIN: Exactamente. Las empresas de energía están de suerte, como lo han expresado con orgullo a sus inversores. Comstock Resources es una empresa de gas de esquisto. El 17 de febrero, durante una llamada de ganancias su director financiero dijo: “Esta semana, con estos increíbles precios, es como si hubiéramos ganado la lotería”. Esto se debe, como hemos dicho, a la falta de protección al consumidor.

Todo esto se les vendió a los tejanos con la idea de que reduciría sus costos de energía. Pero no hay protección ante el aumento en los costos cuando se presenta un gran incremento en la demanda, como está sucediendo ahora. Aquellos que tuvieron la fortuna de no perder su electricidad, y sé que ustedes van a hablar acerca de esto más adelante en el programa, están ahora recibiendo facturas de electricidad absolutamente exorbitantes. Una vez más, no hay protección para ellos, porque es un mercado desregulado, y ese era el objetivo desde el principio. Y ahora tenemos a políticos como Ted Cruz protestando airadamente y diciendo: “¡Esto está mal! ¿Qué es esto? ¿Por qué estas facturas tan elevadas?”. En realidad es completamente legal. Es el resultado del sistema de energía que ellos establecieron.

AMY GOODMAN: Naomi, el exgobernador Rick Perry, quien también fuera secretario de Energía de Estados Unidos, retuiteó un artículo de la revista Forbes, que dice: “Si los humanos queremos seguir sobreviviendo a los inviernos gélidos, vamos a tener que continuar quemando gas natural, y bastante, durante las próximas décadas”.

NAOMI KLEIN: Sí.

AMY GOODMAN: Dos días después, Perry dijo que “los tejanos preferirían estar sin electricidad por más de tres días con tal de mantener al Gobierno federal alejado de sus asuntos”. No sé si fue por eso que el senador Cruz huyó a México, para mantener al Gobierno federal fuera de Texas. En este momento los líderes republicanos de Texas son viejos, blancos y adinerados y sus políticas de desregulación se remontan a los años 30. Para que nuestra audiencia se haga una idea, existe la red eléctrica del este, la red eléctrica del oeste y la red de Texas. Eso es lo que hay, esas son las redes eléctricas de Estados Unidos. La ciudad de El Paso no es parte de la red independiente de Texas y no tuvieron tantos problemas.

NAOMI KLEIN: Exacto.

AMY GOODMAN: ¿Qué significa esto para esos líderes y también para los líderes jóvenes que han estado luchando por un New Deal ecológico y que reconocen que la COVID-19 es una realidad científica, ante la cual Texas tuvo una respuesta desastrosa?

NAOMI KLEIN: Claro. Hay un movimiento muy fuerte liderado por jóvenes en Texas que desde hace algún tiempo ha estado abogando por un New Deal ecológico. Y creo que van a continuar haciendo ese llamado con más confianza, intensidad y determinación en las próximas semanas y meses. Por eso, en el artículo de The New York Times que usted mencionó, describí la retórica de los líderes en Texas como una forma de pánico, porque ellos saben, y nosotros también, que no tienen soluciones para los problemas que han creado. Todo lo que pueden ofrecer es más desregulación, más privatización, más austeridad y más capitalismo del desastre. Como de costumbre, estamos viendo cómo se criminaliza a la gente que protesta contra las empresas de combustibles fósiles. No tienen soluciones para los problemas reales y por lo tanto recurren a invenciones. Y estamos viendo eso en todos los niveles posibles.

Pero ahora quiero volver a lo que usted estaba diciendo sobre ese distanciamiento de los líderes en el estado, que no sufre los problemas de electricidad, se van de vacaciones en medio de la crisis, claramente no están preocupados y hacen ese tipo de declaraciones simplistas como: “Oh, sí, viviremos sin electricidad por mucho más tiempo, si es necesario”. Pero ellos no son quienes están sin electricidad, ¿verdad? Como dije anteriormente, hay una gran desigualdad cada vez que ocurre algún tipo de desastre en Estados Unidos, que está marcada por las divisiones raciales y económicas.

Deberíamos pensar en el desacertado viaje de Ted Cruz a México, no como un “error”, entre comillas, como él lo describe, sino, en cierto modo, como una metáfora, una metáfora de cómo estos políticos ven en realidad la crisis climática. No creen que sea un engaño. Eso solo lo dicen públicamente. Saben que es real. Son personas con nexos profundos con la industria del petróleo y el gas. Y, de muchas formas, dicha industria se está beneficiando con la crisis climática, porque el deshielo del Ártico le permite abrir nuevas rutas comerciales. Esa industria ha tenido que adaptar muchos aspectos de su propia infraestructura con el fin de afrontar la realidad del cambio climático. En realidad no creen que la crisis climática no exista y, de muchas maneras, están en la primera línea de esa crisis. Lo que ellos creen, y me parece que hemos hablado antes sobre esto en el programa, es que este es un problema ajeno. Creen que su riqueza, su poder y su privilegio los protegerán de sus peores consecuencias. Y si queremos ver un ejemplo gráfico, basta con ver a Ted Cruz abordando un vuelo a México en medio de un desastre para ir a Cancún a hospedarse en el hotel Ritz-Carlton.

Yo he estado haciéndole seguimiento durante los últimos años a este tipo de respuesta privatizada a las crisis. Así que no hablamos solo de negligencia sistemática y de desregulación del sector privado y de la infraestructura de la cual depende la población en general durante una crisis, hablamos del hecho de que, al mismo tiempo, están creando una especie de burbujas de rescate privatizadas. Hubo una aerolínea que no duró mucho tiempo, sobre la cual escribí hace muchos años en “La doctrina del Shock”, y no duró porque estaba adelantada a su tiempo. Se llamaba HelpJet. Fue creada en Florida. Era una aerolínea de jets privados que enviaba un aviso a la gente en Florida cuando sus casas frente al mar estaban en la trayectoria de un huracán. Y su lema era algo así como “Convierta un desastre en unas vacaciones de lujo”. Esta empresa enviaba una limusina para recogerte, llevarte al aeropuerto y huir en un jet privado, con destino a un resort de lujo. Esa era su idea de cómo enfrentar un desastre. Ahora, en California, cuando hay incendios forestales, hay también bomberos privados que llegan a proteger las mansiones y los viñedos y bodegas.

Así que estos políticos no se ven a sí mismos como parte de las infraestructuras públicas que están permitiendo degradarse sistemáticamente. Creen que no les va a afectar. ¿Y a qué se parece eso? Se parece a Ted Cruz huyendo a México. Pero a Cruz lo descubrieron y ahora dice que fue un error. En realidad una metáfora de cómo estas personas creen que no van a sufrir los efectos de los desastres que ellos mismos están creando.

JUAN GONZÁLEZ: Naomi, ¿podría hablar sobre el Gobierno de Biden? Quisiera que nos diera un breve análisis de la respuesta que el nuevo Gobierno ha dado a esta crisis y también sobre las primeras semanas de Biden en cuanto a su política climática.

NAOMI KLEIN: Creo que obviamente hay algunos buenos indicios en relación con la política climática, como la cancelación de la expansión del oleoducto Keystone XL. Pero también, de manera más significativa, estamos viendo mucha más coordinación entre diferentes organismos del Gobierno. Y esa ha sido una verdadera carencia en Gobiernos anteriores, en los que el tema del clima ha sido tratado simplemente como un problema de contaminación muy específico, que debe ser gestionado por la Agencia de Protección Ambiental y el Departamento de Energía. Creo que una de las cosas más importantes es esta especie de compromiso de tener a personas encargadas de asegurarse de que los diferentes órganos del Gobierno, todos los departamentos y agencias, estén en comunicación.

Lo ocurrido con el Keystone XL debe ser algo más que la simple cancelación de un oleoducto. Ese debe ser uno de nuestros principios: no podemos seguir construyendo infraestructuras de combustibles fósiles. Ustedes han reportado sobre las intensas luchas contra los oleoductos Línea 3 de Enbridge y Dakota Access. Todas estas nuevas infraestructuras de combustibles fósiles deben ser canceladas. No podemos aprobar nuevos proyectos de este tipo, cuando lo que necesitamos es ponerles fin gradualmente si lo que queremos es dejar de depender de los combustibles fósiles en una década, que es lo que los científicos nos han dicho que debemos hacer. Entonces, sí, hay buenos indicios, pero desafortunadamente seguimos en un momento de simbolismo. Aún no hemos empezado a tomar las medidas necesarias para prevenir el tipo de calentamiento catastrófico al que no podremos sobrevivir. Ya estamos en la era del shock climático, de los desastres climáticos. Pero si no hacemos algo y seguimos por este camino vamos a tener que lidiar con consecuencias a las que no podremos adaptarnos.

No creo que… Creo que necesitamos hablar sobre si la industria energética debería estar en manos privadas o si por el contrario es un servicio demasiado esencial y requiere unos cambios demasiado profundos y rápidos como para mantener al sector privado involucrado en la industria de la energía. Este es el tipo de debates sobre política ambiental que el Gobierno de Biden, debido a sus lazos con el sector privado, no está aún dispuesto a abordar. Pero creo que van a estar bajo una gran presión, especialmente después de esto, por parte del ala progresista del partido y de los movimientos en favor de la justicia climática. Veremos que pasa, porque ya han tomado más medidas de las que querían. Ciertamente, Biden está haciendo más de lo que prometió al inicio de su campaña. Así que ya veremos. Están bajo presión. Han tomado algunas medidas, pero van a tener que ir más lejos.

AMY GOODMAN: Naomi, solo tenemos 30 segundos. Por supuesto, los más jóvenes también son víctimas extremas de esta catástrofe. Hemos visto el caso de Cristian, un niño de once años, que salió de su casa para ver la nieve por primera vez y jugar con ella, y murió congelado tras regresar. Él es una de las 70 personas que han muerto como resultado de la tormenta. Naomi, su libro saldrá a la venta mañana, 23 de febrero. Esta noche tendrá un gran evento virtual junto al Movimiento Sunrise en la Biblioteca Pública de Brooklyn. El titulo del libro es “Cómo cambiarlo todo: La guía juvenil para proteger al planeta y a los demás”. Para finalizar, ¿Por qué escribió este libro?

NAOMI KLEIN: Gracias, Amy. Sí, en el evento de esta noche también nos acompañará Tokata Iron Eyes, que es una joven de Standing Rock y fue parte del grupo de jóvenes que ayudaron a dar inicio a ese increíble movimiento de Standing Rock contra el oleoducto Dakota Access. Ella es solo un ejemplo de cómo la juventud actual, y al decir “juventud” no me refiero solo a estudiantes universitarios, sino también a estudiantes de primaria y secundaria, son de verdad el corazón y el alma del movimiento climático.

Por eso escribí el libro. Está dedicado a esta increíble generación que ha estado realizando huelgas por el clima, que ha estado presionando a los políticos, exponiendo verdades de maneras asombrosas. Tal es el caso de Greta Thunberg, de quien ustedes han hablado bastante, y ella es parte de esta extraordinaria generación de millones de jóvenes de todo el mundo. Y no hay muchos libros que los tomen en serio, que los traten con dignidad y traten de entender que están listos para escuchar la verdad, porque la están viviendo y necesitan ciertas herramientas intelectuales, hechos, cifras, para luchar por el futuro que se merecen. Por eso escribí el libro. Y estoy muy emocionada de tener estas oportunidades de entrevistar a la juventud sobre sus razones para construir este movimiento maravilloso. Eso es lo que vamos a hacer esta noche y durante las próximas semanas.

AMY GOODMAN: Naomi Klein, destacada colaboradora del medio The Intercept y profesora de la Universidad de Rutgers. Enlazaremos a su artículo en The New York Times, titulado “Por qué los republicanos de Texas le temen al New Deal ecológico”. Su libro más reciente saldrá a la venta mañana, 23 de febrero. Se titula “Cómo cambiarlo todo: la guía juvenil para proteger al planeta y a los demás”.

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